capitulo 4

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MARY:

No me creía lo que acababa de pasar, aquella chica era nuestra luna, mire a Walter, estaba todavía con los ojos de color azul intenso, y los colmillos sacados, ahora se le oían todos los pensamientos y creo que no había oído unas cosas tan horribles en toda mi vida; ahora estaba de camino a la cocina ya que mi alfa me lo había pedido; me acerque a mi luna y le sonreí; me miro, estaba destrozada

-Hola, me llamo Mary

-Julia

-He visto lo que ha pasado ahí fuera, lo siento

-No te preocupes estoy acostumbrada- ¿Qué?, la habían maltratado antes- eres de la manada de los blancos

-Sí, yo sé que no nos conocemos pero puedo ser tu amiga

Me miro, creo que estaba pensando si confiar en mí, después de unos segundos asintió y sonrió, me acerque a ella y la ayude a levantarse; después se acercó la señora de cincuenta años que la había traído aquí

-Mary, está es Sahra, mi amiga

Sahra sonrió y le dio dos besos de saludo; mire a Julia, no podía salir así, estaba toda manchada

-Julia, no puedes salir así, tengo ropa de recambio, te la presto; me da que somos de la misma talla

Se miró y luego asintió susurrando un gracias; salí a por la ropa, me sentía fatal, me daba pena y parecía una chica estupenda, además es mi luna, fui a mi taquilla y cogí la bolsa donde tenía la ropa y volví a la cocina; mientras Julia se cambiaba Sahra se acercó a mi

-Tenéis que venir con Julia a mi casa, os tengo que contar unas cosas, y traer a el príncipe, él también debe saberlo; Julia sabe dónde vivo

La mire pero se había ido, Julia salió y sonrió, le quedaba bastante bien el conjunto; me pregunto dónde estaba Sahra, y le dije que se había ido, caminamos a la siguiente clase, pero ya había empezado así que no nos dejaron entrar

-Julia querría presentarte a alguien a la salida de clases

-Claro

Estuvimos lo que restaba la hora hablando, descubrí un montón de cosas, y también que había sido maltratada desde pequeña, y que su mate la había rechazado; aunque teóricamente no fuese así, sí que lo parecía; me cayó genial y creo que yo a ella también ya que estaba sonriendo; sonó el timbre y nos despedimos, quedamos en el parque al lado del instituto después de clase

aullidos a la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora