Capítulo 4

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Por fin caminé hasta la puerta y Lukha la abrió.

-¿Qué te ha dicho? -me preguntó mientras caminábamos por la calle.

-Nada importante -mentí.

Él solo me miró con el ceño fruncido pero no dijo nada más.

La hora de dormir ya estaba por empezar, nos apresuramos hasta mi abteilung.

-Mañana será un buen día, duerme tranquila -me dijo Lukha justo antes de despedirse al pie de la escalera.

Solo asentí. Había estado ocupada todo el camino pensando en lo que había dicho Esteban. Aún no lo entendía.

-Hasta mañana -dije.
-Hasta mañana.

Subí las escaleras y lo vi alejarse por la calle.

Entrando al abteilung dejé mi ropa en un sofá y me puse algo cómodo. Me lavé los dientes y me acosté intentado no pensar, pero fue en vano, no pude dormir.

Toda la noche me la pasé dando vueltas en la cama entre miradas al techo y pesadillas sin sentido:
Lukha y yo con las manos ensangrentadas en un cuarto lleno de sombras tratando desesperadamente de limpiarnos en un traje que por alguna razón, seguía intacto, sin una sola mancha.

Al final sonó la alarma del talkbox. Me levanté sin ganas y me di una ducha. Cuando salía, alguien tocó la puerta. Me sujeté la toalla y abrí.
Era la señora Banenñer, mi vecina. Parecía que había corrido un maratón.

-Ludwika, ¡hija! -exclamó alterada.

-¿Qué pasa? -le pregunté tratando de sonar tranquila y la invité a pasar.

La mujer se sentó en el sofá y la obligué a que respirara un poco. Lo hizo pero seguía alterada. Segundos después, tratando de respirar mejor me dijo:

-Lukha...

-¿Qué pasa con Lukha? -intenté no entrar en pánico.

-Él está muy mal... Casi fue asesinado anoche. Está en el hospital.

El estómago se me revolvió y tarde un poco en reaccionar.
Corrí al baño y me puse la primer muda de ropa que encontré, unos zapatos de piso y una sudadera.

Banenñer seguía en el sillón mucho más calmada. La que ahora se había puesto histérica era yo.

-¿Me acompaña? -le pregunté tomando las llaves y corriendo hacia la puerta.

-Aquí te espero, hija -la mujer ya era algo mayor y supongo que prefería quedarse en mi sofá y recuperarse.

Cerré la puerta y corrí al hospital más cerca de su abteilung.

Cuando lo hice, entré directamente a informes. Había un hombre en la fila pero no podía esperar más. Me puse a un lado e interrumpí la conversación.

-Mi nombre es Ludwika Rossetti, ¿dónde está la habitación de Lukha Baumeister?

-Más despacio -la enfermera encargada del módulo me miró con aire desdeñoso sacando una lista- No es su turno, así que puede formarse en la fila y esperar.

Estaba a punto de insistir cuando alguien gritó mi nombre del otro lado del recibidor.

Voltee. Chistopher, otro administrativo, salía de unas puertas de cristal a unos metros del elevador que llevaban a las habitaciones. Parecía cansado, usaba una camiseta mal fajada y unos vaqueros. Christopher era, por así decirlo, el mejor amigo de Lukha, un tipo muy alto, cabello y ojos castaños. Creo que tenía unos 21 años.

-¿Qué ha pasado? -caminé apresuradamente hacia él, tratando de mejorar mi respiración después de haber corrido por toda la avenida - ¿Dónde está?

-Arriba -suspiró- quiere verte.

~~~

<<Mañana será un buen día>>
<<Mañana será un buen día>>

Había estado repitiendo esas palabras en mi mente todo el camino hacia el abteilung. Así tal vez podría creérmelo.

Irme con ella a la misión era un acto tan suicida como tragar clavos, pero irla dejar sola... Simplemente no podría hacerlo.

Todo es un remolino de ideas. Primero el Coronel con su noticia y Ludwika a punto de golpearlo. Esa chica tiene bastante fuerza.

Conocía esa expresión, era la misma que hacia cuándo su padre (las pocas veces) le llamaba la atención por algo que había hecho y luego iba a contarme a mí, una sensación de querer llorar y al mismo tiempo desquitar el coraje matando a alguien. Está vez había sido eso, aumentado 10 veces.

No pude soportar eso y quedarme con los brazos cruzados. Además, tenía un poco de esperanza y tal vez teníamos una oportunidad de que cambiaran la misión.

Hablar con los ejecutivos fue difícil, para ellos sigo siendo el pequeño niño acogido por Rossetti. Dí muchos argumentos, hablé y hablé. Ellos fingieron escucharme pero lo que conseguí fue que algunos de los mayores se enfadaran por querer cambiar su decisión. Ni siguiera pudieron explicarme porque querían mandar a la chica a un lugar así, aunque bueno, la razón era bastante obvia. Finalmente, uno más joven me dijo que regresara al día siguiente, que lo razonarían y tendrían su respuesta.
Tenía un mal presentimiento por el desacuerdo de los mayores pero no quedaba más que esperar. Mi segunda opción era hablar con el Coronel, pero... Él sabía de mí, él sabe muchas cosas, e intentar algo que no fuera acompañarla sería en vano. Salí y me apresuré a encontrarme con Lud para decirle que las cosas no habían salido tan bien pero no pude hacerlo. Al mirar sus ojos no podía decirle que lo más probable es que termináramos muertos mañana, se me encogía el corazón. Le conté que me habían dicho que mañana tendrían la respuesta y mirar su sonrisa cuando le dije, me hizo sentir que la esperanza no moría.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2016 ⏰

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Bajo las Sombras (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora