Fragmento Perdido Parte II El príncipe y la Guerrera del norte

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Se podía percibir la sal en el aire.

La suave brisa del océano era agradable y el cielo despejado contrastaba con el océano dejando en el lejano horizonte la sensación de que ambos se querían fundir en uno solo.

Recostado a babor se encontraba un joven contemplando el inmenso océano, tenía el cabello negro un poco largo, ojos grandes de color gris, su piel era blanca y llevaba puesto un atuendo azul con ornamentas doradas.

El parecía entretenido mientras observaba a un grupo de delfines que parecían divertirse mientras saltaban sobre la superficie.

-Príncipe Sebastián, la comida esta lista.-

-¿Roset? Bien, en un momento voy.-

Sebastián respondió cortésmente a la mujer que había aparecido a unos metros de él.

El largo cabello rubio caía por debajo de sus hombros junto a un par de hermosos ojos verdes que iluminaban su expresión... aunque. Su cuerpo no era cubierto por un vestido, en su lugar traía una armadura ligera, la placa que conformaba la pechera se amoldaba a la figura de su cuerpo dejando espacio para sus pechos, llevaba puesta una falda que se mezclaba entre el metal y la suave tela junto con botas metálicas que cubrían por encima de sus rodillas.

-¿Cuánto falta para que lleguemos a Mernic, Roset?-

-Estaremos llegando al puerto de Mernic mañana en la mañana príncipe.-

-¡Qué bien! Estoy emocionado... quiero conocerla cuanto antes.-

-Aun si dice eso... recuerde que usted no se ha anunciado todavía, será una completa sorpresa una vez se presente.-

-¿Qué importa eso? Si me anunciara estoy seguro que prepararían una fiesta innecesaria por mi llegada, esa clase de protocolos son muy aburridos.- Sebastián se encogió de hombros luego de hablar.

-Aun si eso le parece innecesario, anunciarse antes de ir a visitar es lo más apropiado.- Roset lo observo con una expresión seria mientras arrugaba un poco las cejas.

-Ya lo sé, ya lo sé. No me sigas regañando, sabes que odio esas aburridas fiestas.- Sebastián hizo pucheros.

-Es suficiente con que lo sepa. Pase a comer antes de que se enfrié su comida.-

Roset hizo una reverencia escoltando a Sebastián al interior del barco.

-¡Oh! Estaba por comenzar a comer sin usted, príncipe.-

La voz de un hombre llego hasta los oídos de Sebastián y Roset.

-¡Michael! ¡Deja de actuar tan relajado frente al príncipe!-

-No te preocupes, Roset. Michael siempre ha sido así, no me molesta que se relaje un poco.-

-Pero, príncipe....-

-Tú también deberías relajarte un poco, Roset. ¿Por qué sigues llevando la armadura?- Michael hablo entretenido mientras estaba sentado a la mesa.

-¡Soy la valkiria del príncipe Sebastián! Es mí deber estar siempre preparada para protegerlo en cualquier momento. Además, ¿Por qué no estas usando tú la tuya? Se supone que fuimos asignados para protegerlo, no para estar de vacaciones.-

-Cálmate un poco, Roset.- Sebastián intervino un poco nervioso.- estamos a mitad del océano, no creo que nos ataquen aquí así que cálmate un poco. No hay nada de malo con que se relajen un poco.-

-¡¿Ves?! Hasta el príncipe opina igual que yo Hehehe.- Michael rio ruidosamente.

Él tenía una larga melena de color negro la cual se mezclaba con una espesa barba, su cuerpo era una masa de músculos el cual estaba cubierto por un atuendo de piel.

-Usted está siendo demasiado condescendiente, príncipe.-

-Todo estará bien, después de todo... no iremos a un lugar hostil. Si algo llegase a surgir, estoy plenamente seguro que ustedes me protegerán.-

-No tiene de que preocuparse, príncipe. Mientras Roset y yo estemos a su lado, nadie será capaz de hacerle daño tiene mi palabra.-

-Lo mismo digo, juro que lo protegeré aun a costa de mi propia vida.-

-Me siento feliz por escucharlos decir eso. ¿Qué les parece si comemos? Ya estoy teniendo hambre.-

Los tres compartieron la mesa mientras que un pequeño grupo de sirvientas les servían los alimentos.

Aquel barco estaba a solo un día de llegar a Mernic.

Pronto nos veremos nuevamente, Fiore.

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