5-Parte

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Pasado

-¡Quiero salirrrrrr, ayudaaaa!- sabia perfectamente que nadie vendría por mi. Si estaba allí mis secuestradores estarían alrededor. Puede que si gritas más lo único que conseguiría seria una torta o más droga en mi comida o bebida, así que me calle.

Llevaba allí metido cuanto ¿horas? No lo se, solo se me hacia eterno y pesado y ya no aguantaba más, sentía que me quedaba sin aire, creía que me iba a morir allí metido.

Oí unos ruidos a fuera, como... unos pasos, lentos pero no paraban. También oi murmullos suaves pero entendibles.
-Y... ¿que vamos vamos a hacer con con el chico?-
-¡Ajjj... cuantas veces te lo he dicho lo llevaremos con la jefa para poder investigarle!-
-¿Investi...garme?- Al otro lado se callaron, mierda me habían oído si es que sois y bocazas.
-Sí pequeño investigarte- eso lo dijo el que más listo parecía y su voz... que digamos...no era muy tranquilizadora, más bien imponía respeto y temor.

Había pasado bastante rato desde que los hombres se habían ido, pero yo aun seguía aterrado. Empece a dar golpes a las paredes de donde estaba encerrado. Un chasquido solo vi una luz, ¿estaba muerto? Soy tonto, ¿como voy a estar muerto.

Tardé unos minutos en qcostumbrarme a la luz, pero cuando lo hice vi la figura de una mujer, de unos 40 años, alta. Su cara tampoco era que digamos... amigable he imponía más miedo y respeto que el anterior.

-Sal Joseba, tenemos trabajo por delante-
-¿Tra...traba...jo?-su cara se convirtió en una mueca burlona.
-Sí Joseba, trabajo- trabajo, trabajo,¿trabajo? No, ni aunque lo repita de todas las formas posibles no le veo ni el sentido, ni me suena mejor.

Esa mujer me guió por unos pasillos estrechos, pequeños y algo claustrofobicos, estaba incomodo y agobiado y la tenue luz no me dejaba ver el final de este. No se cuanto estuvimos caminando por ese pasillo ya que mi reloj se me calló, pero cuando vi el final del pasillo lo único que hice fue soltar un suspiro de alivio.

Pero este duro poco, al final había una puerta, metálica, con un pequeño rectángulo de cristal, aunque no se veía nada al otro lado. La mujer abrió la puerta y todo era blanco, era muy parecido a un hospital, todos iban con batas blancas, pero en las puertas ponía; Laboratorio de química, Laboratorio de ADN... y mucho más. Supongo que estaba en un laboratorio.

-Joseba- desperté de mi trance de golpe y la mire con curiosidad y algo de temor pues su voz era amenazante.
-Este es el centro científico York's Science- creo que se dio cuenta de que no entendía nada porque siguió explicando.
-Un laboratorio donde investigaremos lo que ves-
-Cómo que lo que YO veo-
-Esas cosas raras que dice tu padre que ves-
-Va...vale - estaba cagado de miedo osea que me estaba muriendo.

La mujer me gio hacia una puerta en el quinto piso, en la puerta ponía "habitaciones sujetos" entramos y habían varias puertas en la mayoría ponían nombres y en el centro había una especie de sala con una pequeña cocina con cosas para los picoteos y un par de seas con una gran tele videojuegos máquinas y libros.

Me di una vuelta por allí mirando las puertas en ellas ponia: Jeanine, Alec, Edion, Jon, Clara, Marinean y Marta. Habían dos puertas sin nombres.

-Esas dos puertas son habitaciones libres todos los demás de este sector tienen entre 13 y 16 años aunque ahora todos los de este sector están de viaje y no se si volverán en mucho tiempo.-esa mujer cada vez infundia más miedo. Eso de que nunca volverán no me había sonado muy bien. No pensaba quedarme aquí por mucho tiempo y esperar ese destino o peor.

Me metí en la primera habitación libre, me duche y me puse a pensar sentado en la cama. Me empezaba a aburrir y salí a comer algo, pero acabe jugando en la tele. Cuando me empece a aburrir pues jugar solo no era muy entretenido, me coji unas fresas de la nevera y un zumo de manzana y me metí otra vez en mi habitación.

Termine de comer todo lo que había llevado a mi habitación y me tumbe sobre mi cama y me puse a pensar. Para cuando me di cuenta me quede dormido. Desperté con unos bruscos movimientos en mi hombro, con un fuerte dolor de cabeza y unos gritos de exigencia. La mujer esa estaba gritandome y moviendo brucamente para despertarme.

-Despierta, niño, tenemos que trabajar.- me desperecé y la mujer que se me ocurrió llamarla "La Jefa" por lo mandona que era, me guió hasta una habitación donde sólo había una silla.

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