Mierda. Llego tarde. Mi primer día de trabajo después de las vacaciones y llego media hora tarde, la cosa no puede ir mejor.
Me levanto lo más rápido que puedo y me doy una ducha demasiado rápida como para ser considerada ducha y me visto para salir corriendo de casa con las llaves del coche en la mano.Después de la reprimenda de mi jefa, que por cierto es una arpía, corro hacia mi estudio para empezar a fotografiar, y por supuesto él está ahí.
Oh, lo siento, aún no saben quien es, deja que les explique, su nombre es Connor Massen, es presuntuoso, narcisista, mujeriego, obseso del sexo, engreído y estúpido, pero está como un tren, sí, debo admitirlo, el chico está genial y por eso es mi mejor modelo, pero le odio, no puedo con su personalidad.
En cuanto se fija en que acabo de entrar en el estudio deja de coquetear con mi ayudante de cámara y se dirige a mí con su irritante sonrisa de dientes blancos y perfectos, maldito creído.-Hola ángel; dijo guiñándome un ojo.
Sí, me llamaba ángel, y lo hacía simplemente porque me molestaba.
-No me llames así, para ti soy Phoenix, así que déjate de gilipolleces que tenemos mucho trabajo por delante; dije seria.
-Está bien, no te enfades que te pones muy sexy cuando lo haces y eso no es bueno si quieres que te deje en paz; dijo con cara de guasa.
-Lo que tu digas, vete con las estilistas que te maquillen, peinen y vistan, no intentes volver a coquetear con ninguna, te necesito concentrado hoy para poder hacer bien mi trabajo, ahora desaparece y haz lo que te he dicho; ordené cansada.
-Señor, sí señor; dijo cuadrándose como un soldado y se fue.
Cuando le perdí de vista respiré hondo y lo preparé todo para la sesión de esa mañana arrastrando los pies, no tenía ningunas ganas de trabajar, y, cuando Connor llegó comencé a disparar el flash.
Por fin en casa, estaba destrozada y no tenía muchas ganas de cocinar así que me hice un sándwich.
Estaba apunto de darle el primer mordisco cuando llamaron a mi puerta y fui a abrir.-¿Conner?, ¿qué haces tú aquí?; dije extrañada.
-Me acabo de mudar a la casa de enfrente y pensé en presentarme a mi nuevo vecino, ¿tú eres mi vecina o lo es tu novio?; dijo burlón.
-Yo soy la dueña de la casa, no tengo novio; dije molesta.
-No será porque no tengas oportunidad ángel, estoy seguro de que varios hombres andan detrás de ese bonito culito que tienes; dijo mirándome intensamente.
-Ya basta Massen, haz el favor de respetarme por lo menos en mi propia casa; dije enfadada.
-Lo siento bonita, no debí excederme tanto; dijo fingiendo arrepentimiento.
-Da igual, ahora lárgate, estropeas mi cena; dije fastidiada.
-No parece muy apetitoso, yo he hecho ravioli de queso y tomate con salsa al pesto, ¿por qué no vienes, los pruebas y me criticas por lo malos que según tú van a estar?; dijo con una sonrisa.
Se me hizo la boca agua con la mención del plato así que no tuve más remedio que aceptar. Maldito estómago.
-Está bien, siempre y cuando me pueda reír en tu cara si están malos y si no me molestas durante la cena; dije seria.
-Hecho, vamos a que te rías de mi comida; dijo riendo mientras yo le seguía hacia su casa, esto iba a ser entretenido.