Biblioteca.

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Biblioteca

Sirius iba caminando deprisa mientras que en su mano izquierda llevaba unos tres o dos sobres

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Sirius iba caminando deprisa mientras que en su mano izquierda llevaba unos tres o dos sobres. Su cabello, que llegaba cerca de los hombros, iba de un lado a otro. No quería probar el peinado que le había dicho la autora de las cartas más por rebeldía que por otra cosa. Era de cierta forma oponerse a todo aquel que le decía lo que debía hacer, uno de sus rasgos más infantiles decía uno de sus amigos. 

 Es por ese mismo motivo que tampoco cumpliría con su promesa de no esperarla, de cierta forma. A decir verdad, no le estaba mintiendo puesto que ella no le vería...no del todo gracias a la capa de invisibilidad. 

 A su lado, James, Remus y Peter lo miraban con una sonrisa mientras él cruzaba las puertas de la biblioteca con apuro y la sonrisa que lo caracterizaba ante la sociedad. Sus ansiosos ojos buscaron la cuarta mesa enfrente del estante y depositó con parsimonia los sobres, atento que ninguna otra persona los viese a no ser que las buscasen. 

−Espero que te ayuden− dijo con una sonrisa y luego de esperar quince minutos se fue junto con sus amigos.

Se colocaron enfrente de la biblioteca con la capa invisible encima y esperaron uno a lado del otro. Todos tenían una curiosidad extrema por saber quién era la persona, todos por diversos motivos. 

−Sirius, creo que si ella no te lo quiere contar...−decía Remus mientras repartía un poco del chocolate que trajo.

−Lunático, debemos descubrirla. Eso de pequeño merodeador estuvo genial y la sirena...− dijo James comenzando a reír con los demás. Remus no lo evitó y también se rió.

Varias personas pasaron ese día en la biblioteca, después de todo era sábado.  Sirius veía como ninguna de ellas llevaban sus cartas al parecer. Bueno, tampoco esperaba un cartel encima de la chica que revelara su identidad, sin embargo, alguna pequeña señal era todo lo que buscaba. Un sentimiento que le diga o un instinto como decía.

−Esto se vuelve cansador− dijo James que quería ir al baño y bostezaba, hasta que vio algo que lo sorprendió e hizo que sonriera de manera petulante−, no puede ser. Parece que nuestro Quejicus sí puede sonreír.

Todos lo miraron raro hasta que vieron que Severus iba caminando acompañado con nadie menos que Skye Peverell, una Slytherin que siempre era algo seria enfrente de todos. Nunca sonreía o miraba cuando los merodeadores hacían sus bromas, al menos eso pensaban ellos porque nunca comentaba a su favor o en su contra sino que se iba de allí sin dirigirles la palabra. Sirius y James siempre decían que era por creerse superior a los demás.

Era rubia y con rulos, mientras que también se destacaba por ser un poco más alta que las demás. Algo que la hacía destacar a su pesar, también así una de sus más grandes inseguridades. 

Ella llevaba libros y él una mochila mientras reían y estaban por entrar en la biblioteca. Sirius y James se miraron entre sí y sonrieron hasta que escucharon la conversación de ellos.

−En serio, ¿y qué tiene que tener un hombre para ser lindo?− dijo Severus con una sonrisa. James y Sirius quisieron partirse de la risa pero Remus y Peter taparon sus bocas con sus manos.

−Mira, mejor te lo digo todo antes de entrar a la biblioteca. Me pueden esperar− dijo ella mientras agarraba a Snape de la muñeca y lo sentaba en el pasto. En frente de los merodeadores que trataban de aguantarse las ganas de reír−Bueno, te contaré algo que a la mujeres nos encanta y se llama...confianza. La confianza puede ser muy engañosa, Severus. Sobretodo para las mujeres, pero no dudo que para los hombres también sea el mismo caso  − decía ella moviendo su cabeza en señal negativa luego, aclarando su voz, movió sus manos como si estuviera explicando una lección−. Es por eso que nosotras nos sentimos atraídas por personas como...Sirius Black − hizo como si fuera a vomitar y Sirius la miró indignado mientras era el turno de James taparle la boca a Remus−. Porque a pesar de que sabemos que nos dejara con el corazón roto, llorando en nuestra cama, preguntando por qué nos dejó, él vendrá con sus poses y su cabello desarreglado, porque dudo mucho que si quiera se peine para conseguir una cita, y nos diga− entonces Skye se recogió y mordió sus labios estúpidamente mirando a Snape− Hola nena, ¿qué tal?− dijo moviendo la cabeza y sonriendo mientras que Sirius repetía una y otra vez que así no era su táctica mientras que Remus lloraba de la risa. Apuntó con sus dos dedos índices a Snape y se levantó− Tú y yo, juntos en el baño y dándote lo mejor de la vida. Créeme, lo recordaras por años y yo estaré a tu lado porque, sí bebe, tú y yo estaremos siempre juntos aunque tenga un historial de rompecorazones desde que estoy aquí.

Snape no aguantó y se rió mucho mientras Skye caminaba imitando a Sirius, el último mencionado repetía que así no era su táctica mientras que sus amigos querían irse para poder matarse de la risa.

−Y luego nosotras estamos como− miró, por pura casualidad, a Sirius con la boca abierta y luego haciendo como si sus rodillas temblaran. Produjo una voz entrecortada−: ¿Me...me hablas a mi? Claro bebé, solo veo una estrella aquí y esa...eres tú− y luego cayó al pasto−. Te amo, Blacky-boo.

Ambas serpientes estallaron de risa mientras Sirius se ponía rojo y les pegaba a sus amigos para que se callasen, esto aguataron hasta que los Slytherin entraron a la biblioteca pero antes Skye dijo algo.

−Nah, pero en serio es la confianza que tiene esa persona lo que todos queremos. Lo que la hacen atractiva ante los demás− dijo ella moviéndose de hombros− hasta yo lo admito. De todos modos, debería beber whisky de fuego antes de pensar en estar con él.

Entraron y todos los merodeadores se cayeron y rodaron de risa, incluso Sirius que ya se le había pasado el enojo y sólo se sorprendía de que esa chica fuera así. Todos se habían sorprendido.

−Así que ya sabemos lo que le gusta a la chicas− dijo James y luego se trató de levantar.

−Cuidado, que Blacky-boo está al acecho− dijo Sirius y volvieron a estallar en risas. Sin embargo, se dio cuenta de algo−Bueno, como creo que ella no vendrá− dijo Sirius como si no le importara− será mejor irnos. Al menos ya sabemos qué hacer mañana con nuestra Skye.

James y él se miraron y sonrieron, ya tenían un nuevo blanco.

Así que salieron de la capa mientras confirmaban que nadie venía y la pusieron en la mochila de James.  Todos se fueron, excepto Remus que buscaría un libro y luego los seguiría.

Justo cuando iba a entrar una persona iba a salir, Skye. Ella lo miró de reojo y luego lo ignoró como si nada, a Remus le costaba creer que esa fue la persona que se veía tan agradable hace un rato.

−Skye, se te cae algo de la mochila− dijo Remus al ver que el cuaderno de Skye se caía y ella miraba hacia atrás.

Unos cuantos papeles se esparcieron. Remus decidió ayudarla.

−Gracias−dijo ella en un tono bajo y recogía a toda prisa lo que se había caído.

−No hay de que− dijo él sonriendo y salió de ahí.

Skye suspiró y abrió su mochila. Tenía tanta suerte de que las cartas de Sirius no se hubieran caído.

Someone Who ││Sirius Black ││Donde viven las historias. Descúbrelo ahora