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Me levanté perezosamente sintiendo punzadas de dolor por cada centímetro de mi cuerpo y lentamente me dirigí al baño.

Encendí la luz y me miré en el espejo.

Suspiré.

Estaba llena de moratones por todos lados, llenando mi piel de extensas manchas de colores verdes y violetas. Tenía el labio roto con un poco de sangre seca. Sin dejar de mirarme, recordé lo que había pasado ayer.

Flashback:

-¡Ann! -dijo mi novio, Ryan, dando un portazo en la puerta.

-Hola Ry.-respondí forzando una sonrisa.-¿Qué pasa?

-Encima preguntas, zorra. Kendall me contó que te vio con tus amigas en la cafetería. Te prohibí salir y tú me desobedeciste.-exclamó gruñendo y apretando los puños mientras se acercaba a mí.

Me tensé de inmediato. Dime que no lo va a hacer otra vez, por favor.

-Solo quería dar una vuelta, lo siento.-dije nerviosa, ya sentía como me ardían los ojos, estaba a punto de llorar y esto solo acababa de empezar.

Y entonces lo volvió a hacer, empezó a pegarme. Un puñetazo detrás de otro. En la costilla, en el labio, en el estómago...por todas partes. Sentía mi pulso acelerado, y mis lágrimas empapándome la cara.

-Un lo siento no arregla nada. Eres una zorra. Después de todo lo que he echo por ti, así me agradeces. Deja de llorar, aquí la culpable eres tú. Tienes suerte de que no te deje.

-Para. Por favor-sollozé.

-Ya verás, aprenderás la lección y algún día me agradecerás todo lo que hago por ti. Lo hago porque te quiero, ¿vale?-dijo acercándose a mis labios.

Esta vez, no olía a alcohol.
Me tumbó en la cama y yo no tenía ni voz para hablar o gritar pidiendo ayuda.

-Y encima con esa minifalda.-escupió mirándome la falda y negándo con la cabeza.-Es muy provocativa.-susurró en mi oreja, haciendo que me dieran escalofríos. Pero no de placer, si no de temor.
Y empezó a besarme salvajemente, con tanta desesperación que no me dejaba ni respirar. Pero se lo debía, le había desobedecido, ¿no?

Fin flashback

No había notado las lágrimas hasta que me volví a mirar en el reflejo.
Lucía cansada y estaba horrible por las heridas.

Suspiré nuevamente, me di la vuelta y lo vi acostado en mi cama, durmiendo plácidamente. Su cabello rubio ceniza estaba despeinado haciéndole ver sexy. Sus nudillos rojos por lo de ayer, algo que prefería no recordar.

Llevábamos ya dos años y poco saliendo. Al principio era dulce, cursi, cariñoso y era agradable estar con él. Cuando ya llevábamos un año y medio, empezó a insultarme y humillarme, luego ya empezaron los golpes.
Pero al fin y al cabo lo quiero y yo no quería que me dejase. Así que nunca me quejé ni conté a nadie. No era tan grave en verdad.

MaltratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora