Capítulo 4

45 6 2
                                    

Eran aproximadamente las seis de la mañana, estaba amaneciendo, era la hora de emprender el camino, sentía una mezcla de nervios, miedo e ilusión, tenía ganas de volver a mi vida de comandante. Hacia 15 años que no realizaba una misión. Volvía a sentir la adrenalina y la emoción. Karina me sacó de mis pensamientos

Buenos días comandante- dijo con el tono alegre y simpático que la caracterizaba- Es la hora de irnos

Si, ya nos vamos- Dije yo- Sonriendo levemente

Los curanderos del rey nos dieron unos brebajes curativos hechos a partir de hierbas, por si sufríamos heridas. Era la hora, salimos hacía la ciudad enemiga entre los aplausos de los ciudadanos.


Llevábamos una media hora caminando, a muy buen paso. Iba delante junto con Ukko; parecía ser de pocas palabras. Yo estaba elaborando la estrategia a seguir cuando llegásemos a la ciudad enemiga, a pesar de que aún quedase mucho camino. Hagebak era una ciudad fortificada en lo alto de una colina. Estaba muy protegida por los guardias, y aún más después del ataque realizado. Según me habían dicho los ayudantes del rey, en un lateral poco protegido del castillo, había una cueva que conducía a su interior. La mayoría de habitaciones del castillo estaban vacías (la gente vivía en las casas que lo rodeaban, excepto por el costado que entraríamos) por lo que no sería difícil moverse por su interior, y llegar a la sala principal, en la que se encontraban los planes de ataque.

Nos movíamos rápidos por el camino entre el bosque que conducía a la ciudad; cuando me acorde de que era una zona muy concurrida por patrullas de Hagebak. Instintivamente me paré, e hice que se detuvieran todos los soldados; al momento de pararme divisé unos siete hombres comandados por alguien a quien reconocí al instante: Lukas, el asesino de mi hermano.


Lukas había matado a Beril, mi hermano, durante una misión en la que colaboramos las dos ciudades. Esto soló lo sabía yo, y no logré encontrar manera de demostrarlo, pero yo sabía que fue el, le vi. Nos hizo creer que lo asesino un soldado de Greyfell, la ciudad contra la que luchábamos; todos dieron esta versión por real, yo era el único que conocía la verdad.

Allí estaba Lukas, parado, a apenas 10 metros delante nuestra, detrás de unos arbustos. Yo me había adelantado, dejando a los cincuenta soldados más atrás. Estaba pensando que hacer, si huir o atacarles, ya que eramos muchos más. Decidí que les atacaríamos por la espalda. Avisé a veinte de los cincuenta soldados (no eran necesarios todos); primero atacarían diez, y después los otros diez de refuerzo. Les dije que no tuvieran miedo de matar si era necesario, ya que no podíamos dejar testigos que informasen de nuestra presencia. Nos colocamos en los arbustos justo detrás suyo.

-¡Al ataque!- Grité con todas mis fuerzas

Los soldados se lanzaron sobre la patrulla con sus espadas en mano. Fueron unos segundos en los que todo pasó muy rápido. De repente estaban todos los soldados enemigos muertos, menos Lukas, que contemplaba atónito el montón de cadáveres a sus pies. Me miró, y al reconocerme salió corriendo. Le iba a contar todo a sus superiores, haciendo peligrar la misión.







El reino de BergelmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora