.

2.4K 280 273
                                    

Liam pedaleaba en su bicicleta
tratando de llegar a tiempo al su destino, sus pies dolían, su visión era borrosa y su respiración era agitada, pero nada lo detendría.

Hoy para el no era un típico día de halloween, hoy era más que un día para ver a los pequeños pedir dulces usando disfraces, hoy iría a visitar la tumba de sus padres que habían fallecido en un trágico accidente de auto. De eso ya hacían tres años, pero el dolor le parecía que era permanente.

Todos los días a la misma hora venía, pero hoy treinta y uno de octubre los visitaba con unos cuantos tulipanes que recordaba que su madre amaba.

La puerta del cementerio estaba abierta, como siempre, bajó de su bicicleta dejándola tirada en la entrada y caminó a paso lento, tratando de no pisar las lápidas, guardando respeto a los difuntos, sus manos se aferraban al ramo de flores, el viento frío le daba ligeros escalofríos, levantó su cabeza y miró el cielo, estaba lleno de brillantes estrellas y la luna parecía más cercana de lo que realmente estaba, era una bonita noche, sin embargo, algo no estaba del todo bien, lo sentía, su piel estaba erizada y un sudor frío cubría su frente, sostuvo el ramo con sólo una mano y con la otra limpio su frente, soltó todo el aire que no sabía que había contenido y dejó de caminar quedando frente a la lápida de sus padres, poco a poco fue bajando hasta quedar de rodillas, limpió un poco quitando las hojas secas y dejó los tulipanes al frente.

"Señor y señora Payne, maravillosos padres, amigos y hermanos, siempre en nuestros corazones"

Liam suspiró profundo.

-No saben cuanta falta me hacen, la casa esta tan triste, mis hermanas están distantes y yo me siento tan solo-hablaba pero en cada palabra disminuía un poco la voz-Se que siempre digo que estoy bien y que mi vida esta siguiendo, pero no es así-su voz se rompe y sus ojos se aguan-Los necesito aquí, necesito que me llamen la atención por llegar a la una de la mañana, por haber bebido y quedarme en la casa de Louis sin avisar, necesito que me digan que me aman sin importar que-las lágrimas empapaban sus mejillas, su corazón estaba roto y sediento de amor.

La puerta del cementerio se cerró de golpe haciéndole dar un pequeño brinco, el viento comenzó a soplar con violencia y un aire frío le hizo erizar la piel.

-Si que tu vida es triste.

Habló una voz a sus espaldas, su respiración se cortó de golpe y giró su cabeza lentamente encontrándose con un chico de piel pálida, cabello oscuro y ojos avellana.

-Dios mío-llevó su mano a su pecho y río-Me asustaste.

-¿Y por qué ahora no tienes miedo?

Liam río.

-No soy la única persona que viene al cementerio, no tengo porque asustarme-sonrió.

-¿Y que si soy un fantasma?

-No lo eres, eso no existe-dijo obvio.

El chico levantó los hombros restando importancia.

-Bien pensado chico.

Liam volvió la mirada a la tumba de sus padres.

-Y volviendo al tema, si, creo que llevo una vida un tanto triste, pero no voy a compadecerme sólo quería desahogarme, realmente no tengo a nadie-suspiró-Pero da igual, ¿A quien vienes a ver?-preguntó curioso-Si se puede saber, claro.

El chico tomó asiento a su lado.

-Vengo a ver a un viejo amigo, se suicidó hace tiempo.

-Es difícil perder a alguien muy querido ¿no?

Wake up my love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora