SIEMPRE ESTUVISTE AQUI

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El ángel había derramado una lágrima, Amarilis estaba al borde de perder la vida, ella ya no quería morir, ahora que sabía que alguien nunca la había abandonado.

Pero los ángeles guardianes si bien cuidan a sus personas, no pueden interferir en sus decisiones, acciones; ¿que debía hacer?, el quería ayudarla, ella estaba luchando ahora por su vida.

»»*««

Abriendo ya mis ojos pude ver una luz, estaba recostada en mi habitación, preguntas rondaban en mi cabeza, ¿cómo había llegado a mi cama?, ¿había sido eso un sueño?, todo parecía tan lejano, volvía a sentirme vacía, triste, sola.

Decidí levantarme, me dolía la cabeza, me di cuenta que me habían puesto suero... Y tenía un paño húmedo en mi frente.

- Despertó, le recomendaría no levantarse aun.

- ¿Qué es lo que me paso? ¿Quién es usted?

- Se le encontró inocente sobre su cama... Soy la enfermera que estuvo a cargo de usted

Era una señora algo mayor, debía tener alrededor de cincuenta y tres años, llevaba un traje blanco.

-Gracias por sus servicios.

- Es mi trabajo después de todo, ya que está bien me tengo que ir.

- Pero igualmente gracias, por esta pequeña charla.

-Hasta luego señorita - me guiño el ojo.

Aquella señora, era una de las primeras personas que me dirigía la palabra en años, solo esperaba que no la despidieran a causa de ello.

Alguna vez tuve una amiga, ella era hija de una sirvienta se llamaba Mireya, teníamos la misma edad, era como mi hermana la quería mucho, hacia caso omiso a las advertencias de Margaret, pero eso trajo consecuencias, más adelante despidieron a su madre y las echaron fuera de la casa, todo por mi culpa; aún recuerdo aquella escena...

Hace cinco años, Amarilis y Mireya estaban jugando por la casa, eran realmente muy unidas, Margaret estaba harta de aquella niña que no la obedecía ya había hablado con su madre pero seguía igual, ya era suficiente, era hora de echarlas.

-Tú y tu hija fuera de mi casa-gritando.

-Señora, por favor apiádese de nosotras no tenemos donde ir- llorando.

-Le advertí a ambas, le prohibí a tu hija dirigirle la palabra a Amarilis.

-Pero solo es una niña, le prometo que no lo volverá a hacer.

-Está bien lo dejare pasar esta vez, PERO...

Margaret dirigió toda su atención a la niña, la jaloneo y con una mirada amenazadora dijo:

-Tu niña, ve y dile a Amarilis que la odias, que solo intentaste ser su amiga por conveniencia, que creíste que te beneficiaria ser amiga de la nieta del patrón, pero que no fue así y que solo te trajo problemas serlo.

-Señora... es usted un asco de persona-riéndose.-Lamentablemente no soy el tipo de persona que se deja manipular

-Chiquilla malcriada.-dijo, dándole una bofetada.

-¿Malcriada por decirle su verdad? Yo soy Miriam, amiga de Amarilis, jamás la traicionaría NUNCA - dijo la niña escupiéndole a su señora.

-Yo esto no lo pienso tolerar... ¡tú!

La señora iba volver a golpear a la niña, pero se interpuso su madre, le agarro fuertemente el brazo a la señora.

- No permitiré que le vuelva a poner una mano a mi hija, nos vamos.

Angel GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora