NOTICIA SÚBITA

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La música del alma ¿cómo suena?
¡En mar y bosque su murmullo vago
cómo suspende, arroba y enajena!
¡Con que divino, irresistible halagado
Duerme los clamores de la pena!

»»*««

Todo cambio muy rápido, apenas tenía cinco años, desde aquella noche tengo un gran vacio en mi alma aunque hayan pasado ya trece años, parece como si hubiera sido ayer.

Mi padre dirigía una empresa, tenían una cena de negocios esa noche, yo no quería que se fueran no quería estar sola, ambos fueron a mi habitación a darme el beso de la buenas noches.

- Amarilis, es hora de rezarle a tu ángel de la guarda.

-Siii, él siempre me cuida

- Si, vamos recemos rápido que tu papi ya se quiere ir

-Mamá, Papá, no se vayan

-Tesoro, no te preocupes regresaremos pronto-. Dijo el padre sonriéndole.

Ambas, madre e hija rezaron, la niña se había quedado dormida, quien iba a saber que esa iba a ser la última vez que los iba a ver con vida.

A la mañana siguiente la niña se había despertado, fue al cuarto de sus padres, pero nadie estaba allí, era raro siempre iban a despertarla juntos; busco por toda la casa, pero no encontró a nadie.

Al pasar de las horas su abuelo había llegado, lo cual era raro, no los visitaba mucho pues siempre paraba de viaje a penas lo había visto un par de veces en su corta vida.

-Amarilis, mi niña, debes ser una niña fuerte, ¿me lo prometes?- llorando

-Abuelito, no llores, papi y mami no están ahorita, pero ya van a llegar, así que no llores.

-Mi niña. La cargo en sus brazos abrazándola muy fuerte.- Ven vamos a desayunar.

-Siii, cereal con yogurt

-Si está bien, lo que la princesa desee.

La preocupación empezó a impregnarse dentro de la niña, ¿dónde estaban sus padres?, ¿a qué hora llegarían? ¿Les había sucedido algo?

-Abuelito...-dijo Amarilis, dudando, y disimulando su preocupación -. ¿Sabes a qué hora llegaran mis padres?, ¿Les puedes llamar?

-Mi niña, ¿Sabes lo que hay después de la vida?

-Uhmm nos dormimos, y vamos al lado de papa Dios.

-Pues, es allí donde están tus papis, están arriba con él.-llorando. Eso no podia ser cierto hasta have unas horas el los habia visto y ahora...

-¿Qué?, mamá, papá, ¿ya no vendrán?, es mentira ellos me dijeron que regresarían, que estarían conmigo para siempre.-dijo levantando la voz y aguantando las ganas de llorar.

-Amarilis, seamos fuertes juntos y superemos está perdida, a partir de hoy vivirás conmigo. El ver a mi abuelo así de mal hacia que me sintiera fatal a pesar de ser solo una niña sabia que él se sentía mal por haber perdido a su hijo,suegra, y se sentia aun más mal por mí, por ello guarde todo lo que sentía en esos momentos

-Está bien... papá y mamá, espero estén bien junto a papá Dios, aunque me hubiera gustado que no se vallan tan pronto-mentí. Me mentí a mi misama que estaba bien .

Más tarde la niña dejo su casa en la que había pasado los cinco años de su vida, estuvo presente en el entierro de sus padres, a pesar que su abuelo le había dicho que era mejor que no estuviera allí.

Todos los presentes sentían pena, aquella niña había perdido a sus padres a tan corta edad, ¿será tal vez desde ese momento que empezó a formarse una coraza de hielo en su corazón?

Ella no había derramado ni una sola lágrima, debía intentar ser fuerte con aquel débil y frágil cuerpo, debía ser fuerte, no quería ver llorar de nuevo a su abuelo, no quería que nadie se sintiera triste. No quería que sintiesen pena por ella.

»»*««

Ese día, conocí mi nueva casa, aunque en realidad a partir de aquella fecha viví en distintas casas. También conocí a la nueva pareja de mi abuelo, era una señora aparentemente agradable.

-Amarilis, ella será como tu madre a partir de hoy-. Dijo sonriendo, hacía tiempo que no lo había visto feliz

Habían pasado cinco años desde la muerte de mis padres, empezaba a acostumbrarme a ello y como que lo estaba asimilando, después de todo mi abuelo me engría mucho y el poco tiempo que pasaba conmigo jugábamos y paseábamos, él era un hombre ocupado después de todo.

Nunca pensé que todo se teñiría de negro otra vez, nunca pensé que esa persona arruinaría mi vida de nuevo, nunca pensé que llegaría a este punto en mi vida en que ya no quiero continuar.

-Les falle padres, les falle, trate de sobreponerme a su súbita muerte, creí que lo estaba haciendo, pero ella, esa señora...

A partir del día en que llego a mi vida, el día en que se casó con mi abuelo todo oscureció, le había prohibido a todos los empleados de la casa que me dirigieran la palabra.

Además a pesar de tener en la mansión empleados por doquier, me obligaba a mí a limpiar su habitación, hacerme cargo del jardín yo sola, el cual era realmente grande, aunque en parte agradezco que me haga hacer todas esas obligaciones y más, pues así pasaba menos tiempo en esa casa junto a ella.

Al parecer se había empeñado en hacerme sufrir no había momento en el que no me hiciera recordar lo miserable que era por haber perdido a mis padres.

Con el tiempo había encontrado un refugio, un dolor que me hacía olvidar el sufrimiento de mi corazón, cortarme era algo que me consolaba, el tener esas marcas de navaja en mis muñecas y piernas me hacía olvidar el dolor por el cual pasaba.

Pero eso solo era temporal, mi abuelo no pasaba mucho tiempo en casa cuando regresaba no podía quejarme porque esa mujer me tenía amenazada, una vez intente decirle pero simplemente él me abofeteo acusándome de mentirosa, ella se hizo la víctima; desde ese incidente me aleje de mi abuelo, él se disculpó conmigo, pero ya no era igual.

Ahora pues me encuentro a poco de acabar definitivamente con este dolor.

-Mamá....Papá...yo... Yo... Ya no puedo más esta oscuridad me está llevando se está apoderando de mí, ya no puedo hacer nada, este es mi fin.

La chica estaba a punto de ahorcarse, estaba con su bata de dormir sobre una silla, aquel día no había nadie en casa era domingo, su abuelo y señora habían salido a cenar pues él se encontraba de regreso.

Todo era silencio ninguna luz en la gran mansión estaba encendida, ella se disponía a saltar de aquella silla con la soga en su cuello, pero antes de ello...

-Ángel... De la guarda, mi dulce... compañía, no... Me desampares...ni de...Noche ni de... día-. Dijo la joven llorando llena de impotencia.-Siempre creí en mi ángel de la guarda mamá me dijo que existías, pero tú... Tú nunca apareciste, solo te pido verte una vez, por favor, necesito saber si a alguien realmente le importo si alguien está siempre a mi lado.

La joven espero apenas un minuto, al ver que nadie aparecía se lanzó de la silla, empezaba a perder el aire, el oxígeno empezaba a escasear en sus pulmones, cuando vio una gran luz que se materializaba delante; ella estaba con la cabeza gacha y solo vio los usa y punta de las alas de aquel ser.

Era su ángel de la guarda, era él quien siempre estaba a su lado, quien nunca la había dejado sola, pero porque ¿porque justo ahora?

-Tu...eres...mi...ángel...de... La-.Las fuerzas la estaban abandonando.

El ángel solo la contemplaba con una mirada triste pero llena de paz, delicadamente levanto el rostro de la joven, él derramo una lagrima...

Holaa... Aquí les traigo una nueva historia, espero les guste n.n...Es mi segunda historia apóyenme por favor, los quiere mucho Dahya... Jeje esa soy yo.

Primer capítulo hecho >u<.

Angel GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora