Adiós, Bruno.

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Es la última nota, Bruno. La última nota que te escribiré para dejarte ir.

Empezaré dándote gracias. Gracias por las incontables veces que me hiciste sonreír y sentir única. Gracias por amarme y haberme destruido. Gracias por enseñarme a no aferrarme a algo que se va a ir.

Tomaste mis pedazos rotos y los arrojaste al vacío. Te seguí amando a pesar de que me hacías daño. No te preocupes, Bruno, sé que en el fondo tu también me amaste; al menos la mitad de lo que yo lo hice.

Todas las notas que te envíe, están enterradas bajo tierra para que jamás vuelvan a salir y ser descubiertas. Está es la única nota que no será enterrada, porque es una nota de suicidio.

Lo sé. Es patética la forma en la que gasto una hoja de papel sólo para ti, Bruno. Pero, hay que ser realistas, siempre fui patética. Tal vez tú también lo fuiste, no lo sé. Nunca lo sabré.

El tiempo pasó muy rápido. En un parpadeo mi vida cambió. El tiempo no se detuvo. El tiempo no se hizo más lento. El tiempo no fue eterno.

Pero mi amor hacia ti hizo que el tiempo fueran veinticuatro horas por segundo.

Adiós, Bruno.

24 horas por segundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora