Capítulo 2

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  •9 años• 

Perdidos 

Abi estaba sentada conmigo en la clase de literatura, enfrente estaban Fátima y Sol,y en el primer puesto al lado de la mesa de la maestra se encontraba Richard. 

Había pasado un año desde que él llegó y las cosas se complicaron bastante en mivida. Resultó que Richard era un estudiante ejemplar y se llevaba de las milmaravillas con Lily haciendo los deberes y realizando proyectos. Con Holly las cosaseran casi iguales, lo del empujón cuando se conocieron quedó en el olvido y Richard se comportaba como el hermano mayor de mi hermana. Pero conmigo ni siquierase atrevía a mirarme directamente a los ojos, la última vez que lo hizo fue cuando sedisculpó con Holly, desde ese día en adelante me evitaba, me dirigía la palabra sólocuando era necesario y trataba en lo posible de no estar en la misma habitación queyo. 

¿Acaso olía mal? ¿Era fea? ¿O no le agradaba?

 Era como vivir con un fantasma, sabía que estaba ahí pero no lo podía ver. Era unniño despreciable. Nada comparado con su madre, la mejor niñera que haya tenido,salvo por el pequeño detalle de que aún no me dejaba comer galletas después delas ocho. 

Sin embargo, desde la misteriosa aparición de esas galletas frente a mi puerta, cadavez que hacía una pataleta, a la medianoche unas galletas sobre una servilletatocaban mi puerta. Comencé a creer seriamente que el hada de las galletas conchispas de chocolate existía. 

La maestra leía un aburrido poema. Puse cara de concentrada, pero en realidadestaba pensando en cómo convencer a mi mamá para que me dejara ir a la casa deFátima esta tarde con Sparks. Seguramente me diría "lleva a Richard". Antes memolestaba que me obligara a ir a todos lados con Holly, pero misteriosamente se lemetió en la cabeza que el niño rizos podía ser mi amigo. Error, él jamás lo sería.No me gustaba la idea de que él fuera a la misma escuela que yo, por alguna razónque estaba fuera de mis conocimientos mis padres le pagaban la educación aRichard y a Abby.

 Para Navidad les daban regalos, los dejaban comer en la mismamesa que a nosotros y eran libres de reglas y listas de alergias y cosas que se debíanhacer. 

—__________(tn), podrías decirle a la clase de qué se trataba el poema —salté en miasiento y me aparté un mechón rubio de cabello que caía sobre mi frente. Cuarentapares de ojos se giraron a mirarme, recordé que la abuela siempre me decía que sino sabía algo sonriera y me echara el cabello hacia atrás con delicadeza. 

Lo hice como me había enseñado, pero no pareció surgir efecto. La sonrisa era másparecida a una mueca sarcástica y cuando me iba a echar el cabello hacia atrás, seme enredaron los dedos entre éstos.

 Escuché algunas risas, la más fuerte era la de Sandy Dale, que estaba sentada juntoa Richard. Ella le susurró algo al oído y se rió más fuerte, pero a Richard no parecióhacerle gracia. 

—Te estamos esperando, ___________(tn) —me dijo la maestra, caminando hastami puesto con la mirada que ponían las personas cuando hablaban con un enfermomental. Eso me molestó. 

Miré hacia el lado y Abi se encogió de hombros, ella tampoco había prestadoatención. Sol y Fátima tampoco sabían, negaban con la cabeza para que no lespreguntara nada. 

Sentí ganas de llorar, la maestra me estaba avergonzando. 

— ¡__________(tn) descerebrada! —gritó Sandy desde el primer puesto. Toda laclase estalló en carcajadas, excepto mis amigas y Richard, que seguía tan serio comoen un funeral.En una mirada fugaz que le lancé, vi como el gesticulaba algo con los labios. Meestaba mirando directamente y decía algo. Aproveché que todos reían y que lamaestra trataba de hacerlos callar para entender el mensaje. 

Marry Me | Richard Salazar --TERMINADA--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora