Capítulo 9

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  Cuarenta por ciento

 —Enamorarte será más fácil de lo que pensé —me dijo Richard, mientras nossentábamos en una banca vacía que encontramos. 

Hice esfuerzos sobre humanos para no retractarme de la decisión que habíatomado.Richard había velado por mí desde los ocho años, diez años cuidándome sin que yome diera completamente cuenta. Podía dejar que el intentara conquistarme hastala boda, además ya tenía cierta parte ganada, como un 30% de mi amor.

 —Nunca te subestimas —le respondí. Hacía un frío horroroso que me obligaba amantenerme cerca de él.

 —No es eso. Es que el simple gesto de quedarte a mi lado me hace feliz y comienzo acreer que de verdad me quieres. 

—Yo si te quiero... el problema es que no te amo —a pesar de mis palabras, no dejóde sonreír. Entrelazó nuestras manos y acarició mis dedos, se sentía culpable. 

—Ya lo sé —se limitó a decir. No solté su mano, ahora que estábamos solos habíamenos presión, además siempre contaba con Richard como guantes sustitutos. 

—Me aburro... —murmuré. 

— ¿Quieres algodón de azúcar?.—Asentí y nos levantamos para ir a comprar. En todos los lugares del parque habíafila, nada se salvaba. Nos colocamos detrás de un chico rubio y esperamos. 

— ¿Qué harás si no logro enamorarte? —me preguntó Richard de pronto. Lo miré alos ojos y algo me decía que temía de mi respuesta. Podía ver el dolor anticipado yera insoportable. No, jamás podría hacerle daño. 

—Presiento que lo lograrás —sonreí para darle ánimos, podía odiarlo pero eraincapaz de negar a aquella parte de mi ser que lo anhelaba.Apretó más mi mano y tiró de mí hasta hacerme chocar contra su pecho. Besó micabello y me abrazó. ¿Acaso quería matarme o ya había comenzado con el plan"Enamora a ____"?.

—Te amo, no lo olvides —y ahí íbamos de nuevo.

 —¡La pareja feliz, ya es su turno! —me zafé de Richard cuando el chico rubio queestaba delante de nosotros nos gritó. Mientras comprábamos el chico no dejó demirarnos.

 —¿Se te perdió algo? —me sorprendió escuchar el tono ácido de Richard en su voz,parecía casi enojado. 

—¿Ella es tu novia? —le preguntó el chico sin inmutarse por la clara amenaza deRichard.

 —¿No te lo parece? —le dijo Richard en el mismo tono. Me estaba asustando. 

—No, porque ella no dijo que te amaba, incluso parece incómoda a tu lado.

 —No es tu asunto. 

—Sí lo es, porque si ustedes no son novios eso significa que ella está soltera.... Yresulta que yo también lo estoy. 

 Después todo pasó como un relámpago. El chico comenzó a reír mientras comíaalgodón de azúcar, Richard se fue contra él pero lo esquivó, el chico en lo que huíade Richard se tropezó conmigo y yo caí al suelo. Me golpeé la cabeza y lo único quepude ver durante cinco minutos fueron puntos negros sobre el cielo gris. 

—¡_____! —gritó Richard. Me ayudó a ponerme de pie y afirmó mi rostro con susmanos. —¿Estás bien? ¿Te duele algo? Espera a que atrape a ese idiota... 

—Estoy bien, estoy bien —lo repetí unas cuantas veces más para convencerme deque en realidad lo estaba.Richard trató de perseguir al chico, pero lo detuve para que no cometiera unalocura. Le dije que estaba mareada y volvimos a la banca. 

Marry Me | Richard Salazar --TERMINADA--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora