Yo no dejaba de jugar con mi cabello freneticamente, estaba ansiosa y considero que esta vez si tenía algunas razones o razón mejor dicho, para estarlo.
Pasaron unos cinco minutos y por fin David salió por la puerta, me miró sonriente.
-Vamos mi auto esta por aquí. -señaló un lindo Camaro negro estacionado en la acera-.
Si tiene dinero para semejante auto ¿cómo no tiene para mudarse a un departamento propio?
>Yo sólo digo. <
Bueno tampoco es que diga que el modelo del auto es del año, pero pues si llama algo la atención, no se ve que sea antiguo vaya.
Al ver que no me movía de la entrada, dijo.
-Acaso piensas quedarte ahí parada todo el día. Porque si lo que esperas es trasladarte mágicamente a la escuela, te informó que es muy poco probable que eso suceda.
-No me digas, yo pensé que lo conseguiría y así no tendría que viajar contigo.
Mi interior se puso a darme ánimos para que no me alterará.
Me acerque a la puerta del copiloto, donde David me esperaba abriéndome la puerta para que entrase en el coche.
-Pues lamento decepcionarte -yo ya me encontraba dentro del auto y él cerro amablemente mi puerta - pero yo no fui el que aceptó ir en mi auto.
Lo miré algo disgustada, aunque, sí, es verdad yo fui la que aceptó.
>¡Estúpida!<
Subió adentro y arrancó, no dijo nada pero yo sabía lo que pasaba por su mente con sólo ver su rostro, estaba satisfecho.
-¿Qué te parece divertido? acaso disfrutas torturarme ¿ o qué? -me encontraba algo irritada y mi paciencia se tambaleaba-.
- Todo lo contrario, Elizabeth - dijo un poco más serio - créeme que lo último que deseo es torturarte o hacer algo que te perjudique.
-Pues bonita forma de demostrarlo. -dije irónicamente mientras miraba por la ventanilla -.
-Lo digo enserio, no buscó otra cosa, que no sea con el fin de poder convivir tranquilamente contigo.
-Pues créeme si eso es lo que buscas, no lo estas logrando. Además no creó en tu actitud inocente y amable que muestras a los demás, si ellos te ven incapaz de hacer algo malo, dejame decirte que yo no lo pienso. -hice una pausa para ver su reacción, y bueno estaba intacta, como si lo que le había dicho no le interesase, así qu continúe diciéndole lo que pensaba - ¿Por qué no mejor me dices que es lo que quieres realmente? ¡Dejate de rodeos!
Se dibujó en su rostro una leve sonrisa.
-¿Lo que realmente quiero?
-Si, ya me escuchaste.
-Puedo suponer que entonces no me creerás si te digo que lo que quiero es poder pasar una buena experiencia durante mi estandia.
-Supones bien, no te creó nada, algo tramas y quiero saber que es. -dije decidida.
-Bueno tienes razón, efectivamente hay una razón por la cual estoy aquí ¿quieres saber cuál es?
>Ósea ¿qué no esta prestando atención? Claro que quiero saberlo, lo he estado cuestionado durante 5 minutos. Vamos dímelo ya<.
Justo entonces llegamos al instituto y se dirigió al estacionamiento.
Todos los estudiantes estaban en sus cosas, como eran los primeros días todos estaban algo inquietos y tratando de familiarizarse con sus nuevos grados, o en el caso de los nuevos, conociendo las instalaciones y a sus integrantes, esos días eran un caos justificable y la verdad es que en cierto punto a mí me parecería entretenido este aspecto, "claro si no estuviera en esta situación".
David aparcó en un lugar y apagó el motor.
-No creas que ya lo olvide, tu y yo tenemos una conversación pendiente y no puedes escaparte tan fácilmente. -lo encaré-.
De repente, antes de que pudiera decir o hacer algo, colocó los seguros en las puertas.
-¿Qué rayos haces, por qué atracaste la puerta?
-Pensé que deseabas que te contestará.
-Así es pero no veo por qué los seguros.
-Bueno así tendremos más privacidad.
Tragué saliva, pero intenté que no se percatara de mi nerviosismo.
-Ok, ok. No perdamos más tiempo, directo al grano, cuanto antes mejor, anda dime.
-Esta bien Elizabeth, y ya que estas tan decidida y segura en conocer la verdad, creó que debes saber que lo que realmente quiero, -se acerco a mí - la razón por la que estoy aquí... -me miró a los ojos - es por ti.
Mi respiración se aceleró y mis mejillas se pusieron calientes, miré su rostro y tenía un aspecto de niño travieso. Sonreía.
-No... no me divierte tu comentario ¿sabes?
-A ¿no?, es una pena. -volvió su mirada al frente y yo sentía que no podía moverme -.
-No deberías decirle eso a una chica, y menos si quieres ganarte su confianza. -aclare un poco mi garganta -.
-Solo quería ver como te lo tomabas.
-Y ¿lo disfrutaste? ¿Te gusto burlarte de mí?
-No, para nada -soltó una carcajada - aunque no te voy a negar que fue todo un privilegio poder apreciar tu cara de pánico. - no pudo evitar reír al decirlo -.
-Muy bien, ya te divertiste ¿de acuerdo? -volvió a centrar su atención en mí - ahora por qué no me concedes el privilegio de quitarle el seguro a la puerta, tengo asuntos por resolver y se me va a hacer tarde - sentí que me faltaba el aire -.
>Fue espantoso, lo digo literalmente.<
Me miró con cierta curiosidad, arqueando una ceja.
>¡Maldición! Después averiguas si soy rara o no, ahora por favor, sólo dejame bajar.<
-Tranquilizate Stanley, no te voy a hacer nada.
-Si quieres que me tranquilice, entonces ¡abre la maldita puerta!
>Si, si ya se, estoy gritando, pero realmente necesito bajar ahora mismo, debo tomar aire o me desvaneceré en el piso, "o asiento"<.
Me dedicó una media sonrisa y después agregó.
-Muy bien, como tu quieras.
Y por fin destrabó el seguro.
Abrí de un movimiento la puerta y salí corriendo del auto.
Creó de hecho que jamás había corrido u escapado tan rápido de algún lugar.
Ingresé como alma que lleva el diablo dentro de la escuela y ni siquiera miré atrás, pues el miedo de que él estuviera detrás de mí, casi pisándome los talones y con su maldita sonrisa y sus ojos profundamente maravillosos, era mucho más fuerte que yo.
Encontré un aula vacía para poder tranquilizarme y después buscaría a Lizly y la mataría. Gracias a mi amiga ahora estaba pasando un maldito rato incomodo.
>Otro maravilloso día<.
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Espero les este gustando hasta ahora la historia.
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Crazy Amorium.
RomanceElizabeth es una joven de 18 años, la cual durante toda su vida, ha estado enclaustrada en un mundo que ella y otras personas le han ayudado a montarse. Pero, ¿cuál es la causa de su encierro invisible? ¿por qué razón ella se siente atrapada entre c...