Me gusta mi vida.
Estudio algo de lo que estoy completamente enamorada, adoro a mis padres y a mi hermano pequeño, quien últimamente le ha dado por morder. Adoro el país donde vivo, su tiempo lluvioso y frio y como no, adoro a mis amigos como una cabra.
- ... total que al final el chico se me escapo y me quede sin copa – se quejó Matt haciendo pucheros. Reí y lo abrace cortamente sintiendo esos brazos tan familiares rodear mi cuerpo - ¿segura que no quieres que te acompañe? – susurro sobre mi sien. Negué con mi cabeza.
- A este paso impongo yo más que tu – dije separándome de el. Llevo su mano a su pecho dramáticamente haciéndome soltar una de las numerosas carcajada que solo su dramatismo sabia sacar – bueno me voy – le tire un beso dramáticamente y se adentró en su portal con una gran sonrisa adornando su rostro.
No vivía en un barrio peligroso, era un barrio familiar, donde las casas con sus típicas vallitas blancas abundaban y las farolas iluminaban bien pero ese grupo de cuatro chicos por h o por b había decidido instalarse en la esquina de mi calle, a 6 casas de la mía.
Comencé a acelerar el paso sintiendo la mirada de los cuatro en mi espalda y cuando sentí como uno de ellos agarraba mi mano supe que ya podía rezar lo que me supiese que estaba en peligro.
- Hey – susurro pegándome a su cuerpo. Solté mi mano separándome de él bruscamente.
- Déjame en paz – dije frunciendo el ceño. Negó con la cabeza mientras chasqueaba su lengua firmemente y sonreía de lado haciendo temblar mis piernas, provocando que el temor me recorriese de arriba abajo.
- Ven aquí bonita – tiro de mi de nuevo haciéndome daño en la muñeca de la presión que hacía en esta.
- A ver que me estás haciendo daño so gilipollas – dije soltándome de nuevo.
- Pues nada tú lo has querido – fruncí el ceño y después de silbar aparecieron los otros tres agarrándome entre los tres mientras el chico me miraba de arriba abajo y mordía su labio inferior. Cerré mis ojos y respire profundamente intentando prepararme mentalmente para lo que se me venía encima, pero cuando unos labios se posaron en mi cuello las lágrimas rebosaron por mis lagrimales. Aparte mi cara bruscamente intentando dejar de sentir esa repulsión que subía por mi garganta, arrasando con toda esperanza posible.
Sus labios arrasaban con cada parte de mi cuerpo que sus manos dejaban al descubierto rasgando incluso la camisa que llevaba producto de su desesperación. Grite socorro lo mas alto que mis pulmones me dejaban, sintiendo mi garganta desagarrarse con cada grito.
Y entonces todo paso demasiado rápido, una furgoneta se paro en la carretera, dos hombres armarios me quitaron de encima a los cuatro chicos y me aparte lo mas rápido que pude mientras intentaba relajar mi respiración. Intente taparme con los trozos de tema y sin poder evitarlo me apoye en una de las vallas sentándome, agarrando mis rodillas, intentando protegerme lo máximo posible.
- ¿Estás bien? ¿necesitas ir a un hospital? – alce mi mirada y una mirada azul preocupada me examinaba de pies a cabeza, y fue tal la preocupación que me transmitió que me salió solo el apartar mis piernas y abrazarlo fuertemente, sintiendo su calor recorrer cada zona de mi cuerpo – shhhh tranquila – acaricio mi pelo mientras besaba mi sien repetidas veces. Se sentó allí conmigo, rodeando mi cuerpo completamente con sus piernas y sus brazos, dándome seguridad, protección e inexplicablemente cariño. Los armarios trajeron unas chaquetas tapando nuestros cuerpos y después de media hora me recompuse medianamente.
Me aparte ligeramente, sabiendo que la sonrojez de mis mejillas no se debía al frio. Carraspee y alce mi mirada hacia su rostro, el cual me devolvía una sonrisa amable que llegaba hasta sus ojos.
- ¿Mejor? – susurro. Asentí avergonzada y cuando se fue a separar, apreté su chaqueta inconscientemente evitando ningún gesto de su parte.
- Gracias – susurre. Negó con su cabeza y no pude no evitar que mi labio temblase.
- No las des, vamos te llevo a casa – dijo levantándose y tendiéndome su mano. La agarre sintiendo como un cosquilleo recorría todo mi pecho – soy Luke por cierto – dijo limpiando con su pulgar libre mis mejillas.
- Nora – susurre bajando mi mirada avergonzada. Cerré mis ojos intentando ignorar la repulsión que sentía hacia mí misma pero fue inevitable cuando se me escapo la primera lagrima.
- Hey, Nora, tranquila ¿vale? – sorbí por mi nariz – tienen una paliza dada y están denunciados a la policía cada uno de ellos – susurro. Negué con mi cabeza y me aparte de él.
- No te preocupes más por mí, vivo ahí a seis casas, muchas gracias por todo – alce mi mirada enfrentándolo – en serio, muchísimas gracias Luke – negó con su cabeza.
- Aunque sea te acompaño andando – dijo serio. Suspire y me encogí de hombros. Comencé a caminar cabizbaja y oí un chasquido por su parte a la vez que se ponía a mi altura.
Sentí su presencia durante todo el camino, su olor inconfundible y el tarareo de la canción que llevaba.
Una vez llegue a la entrada de mi casa me gire hacia él y en un gesto de impulsividad lo abrace fuertemente queriendo demostrarle cuanto se lo agradecía, a parte, su calor era ciertamente adictivo.
- Gracias – susurre sin ninguna duda dejando un beso en su mejilla antes de separarme.
- No las des – sentí como dejaba algo en el bolsillo de mi chaqueta – llámame si necesitas lo que sea ¿vale? – cerré mis ojos evitando el llorar y asentí mientras me giraba y sacaba mis llaves abriendo la puerta cerrando esta, apoyando mi espalda contra esta y deslizándome hacia abajo, sintiendo que esa noche cada recuerdo reviviría en mis sueños como si estuviesen ocurriendo en ese mismo instante.