- Hola – dije ojiplatica. Me sonrió tímido y después del temblor en mis piernas me recompuse lo mejor que pude.
- Buenos días – murmuro mirándome directamente.
- Pasa – dije apartándome y en cuanto entro se giró hacia mí mientras giraba la puerta.
- Quería saber cómo estabas – sonreí tierna y sin dudarlo dos segundos lo abrace dejando que sus brazos me acunasen rápidamente sintiendo su suspiro contra mi pelo y no pude no cerrar mis ojos disfrutando cada milímetro de nuestros cuerpos que estuviese en contacto, cada sensación que esa cercanía me provocaba, como si solo estuviésemos él y yo en el mundo. Un carraspeo hizo que esa ensoñación se volatilizase tan pronto había aparecido.
- Hola – dijo Helen mirándome divertida. Suspire divertida y mire a Luke quien fruncía el ceño ante la presencia de mi amiga.
- Helen, este es Luke – mire a Luke de nuevo – Luke, esta es Helen – ambos se dieron la mano cortésmente mientras se sonreían a la par que yo disfrutaba del simple roce existente entre la mano de Luke y la mía.
Y es que si esa mañana había descubierto algo es que Luke estaba provocando en mí sensaciones que nadie había conseguido sacar de lo más profundo de mí ser.
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Observe a la profesora marcharse mientras Matt y yo discutíamos tontamente si el chico nuevo era gay o no.
- Yo creo que es gay – dijo Matt convencido.
- Yo digo que no – dije abrochándome el chaquetón.
- Te vas a dar con un canto en los dientes cuando me lo ligue – dijo Matt altivo. Reí a carcajada limpia y golpee su hombro con el mío mientras caminábamos - ¿me vas a contar que paso el sábado? – dijo preocupado y después de mucho deliberar preferí callarme.
- No, si es una tontería – dije quitándole importancia. Matt suspiro, sabia cuanto le fastidiaba que no le contase las cosas – de verdad, sabes que si fuese importante te lo contaría – dije mostrando la sonrisa más falsa que salió de mi cuerpo.
- Bueno, ya me dirás algún día de estos – negué con mi cabeza alzando una ceja y seguimos con la tonta discusión.
Esa noche preferí ir por el camino largo hasta llegar a casa y es que Matt no me había acompañado y por mi seguridad, ya sea física y mental, decidí no volver por el mismo sitio.
Cene en compañía de mi madre, quien me volvió a preguntar por Luke ignorando sus preguntas contándole que había venido Helen.
Esa noche no llame a Luke porque una castaña con cara de rubia había decidido llamarme hasta quedarme dormida, y es que nuestra amistad era un tanto curiosa porque nadie apostaba nada hacía nosotras, pero ahí estaban nuestros 4 años juntas sobre nuestras espaldas con nuestros llantos, risas, sorpresas, bromas y llamadas para uso de la otra en circunstancias necesarias.