01.- Logan POV'S «Parto»

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Las manos de Maddie apretaban mis dedos cada vez que soltaba un suspiro. Sus labios estaban fruncidos y sus ojos apretados mientras que mostraba sus dientes. La miré tranquilo para tratar de calmarla y decirle que todo iba a salir bien, y que toda la fuerza del universo iba a estar con nosotros.

-Tengo miedo. -confesó.

La entiendo... Tendrá a Casey antes de tiempo y hay un poco de peligro en ello.

La cosa es que no supe que responderle y sólo bese su cabeza y la acaricie un poco. Agarré con fuerza la silla de rueda y comencé a mover a Maddie de un lado a otro.

Aún no entiendo por qué no entran a Maddie a la sala de parto si la niña ya viene en camino y Maddie está apuntó de parir.

-Logan -se quejó-, me duele mucho.

Arrugue mi cara, me acerqué al mostrador y comencé a discutir con la mujer que aparentaba treinta años, sobre la situación que mi mujer estaba pasando.

Ella sólo me respondía con un "no puedo hacer nada", y sólo me quejé de porque mierda trabajaba allí entonces. Maddie trato de calmarme y la entendí... Si quiero mantenerla calmada, primero tengo que tranquilizarme. Le mandé una sonrisa y negué con mi cabeza. Me puse de rodillas y besé su barriga y mencioné un "todo estará bien, princesita".

Me concentré en mirar a la mujer del mostrador, que me miraba con atención luego de haber reclamado por mi mujer. Maddie me miraba desentendida y yo sólo negué con la cabeza. La mujer comenzó a mover sus dedos en la computadora y me miraba cada diez segundos. La voz que controlaba el micrófono del hospital sonó mencionando el nombre de Madison Jones.

Ella mando un suspiro de relajo y me levanté para llevarla a la sala de experimentación.

-Verás que todo saldrá bien. -mencioné.

Ella asintió con su cabeza mientras acariciaba su barriga de embarazada y soltaba pequeños sollozos, respirando entrecortadamente, tal y como le había enseñado la matrona.

-En muy poco tiempo, nuestra Cassey estará con nosotros. -dije mientras la llevaba por en largo pasillo.

-¿Y yo estaré? -dijo mientras trataba de mirarme hacía atrás.

La miré detenidamente y mandé un suspiro.

-Claro que estarás con nosotros... Y seremos la familia más feliz de todo el mundo. -besé su cabeza y seguí caminando. Entramos a la sala de experimentación y Maddie se acostó en la camilla, mientras que yo me sentaba a su lado.

-Mira, que entretenido es esto -dijo Maddie mientras me mostraba una cajita donde marcaba 00:00-. Cada vez que tenga una contracción tengo que apretar este botón y me dirán a que hora puedo dar a luz. La enfermera le explicó lo que Maddie ya sabía y luego se retiró del cuarto. Miré a Maddie con atención mientras acariciaba su barriga y apretaba sus ojos con fuerzas.

-Maddie, si te duele, presiona el botón. No aguantes. -le dije.

Ella asintió con su cabeza y comenzó a presionar. El aparato cada vez mostraba un numero mas alto que el otro y así sucesivamente. Las venas de Maddie comenzaron a notarse y la miré preocupado.

-Logan -dijo-, ¡Joder! ¡LOGAAN! -gritó.

Las calzas de Maddie se mojaron por completo y creo que la "bolsa" se había reventado.

Salí desesperado en busca de la enfermera y por suerte justo iba pasando una por afuera. Con una voz monótona, me dijo que Maddie tenía que colocarse la bata y que esperará a que las contracciones subieran.

Mientras vestía a Maddie con la bata le dije que para nuestro próximo bebé, la atendería en un hospital privado. Ella asintió alegremente débil y la llevé a la camilla.

-Logan -dijo apuntó de llorar-, me duele muchísimo.

La miré apenado y me acerqué a ella para acariciar su cabello, pero me empujó y tomó mi mano, y la comenzó a apretar.

-Dios mío. -grito Maddie.

Salí del cuarto y miré para todos lados.

-¿Hasta cuando mierda harán esperar a mi novia para que tenga a su bebé? Vengan a hacer algo, simios de mierda. -grité enojado y patee la puerta.

Las enfermeras me miraron sorprendidas y comenzaron a susurrar entre ellas. Una salió del montón y se acercó a mí.

-Hijo, ¿en que puedo ayudarle? -dijo una señora de aproximadamente cuarenta años.

-Mi novia es primeriza y está apuntó de parir y creo que tiene problemas, ya que lo tendrá antes de tiempo. -hablé rápido.

La señora entró y miró a Maddie que ya estaba lanzada en la cama... Creo que estaba muerta.

Mi corazón mandó un giró y comencé a llorar de inmediato. La señora me miró aturdida y comencé a gritar como loco.

-¡HIJOS DE PUTA! ¡SE MURIÓ!

-Tranquilo, hijo -la señora me detuvo-. Puede que esté desmallada.

En el fondo de mi corazón sentía que el desmallo era mentira.

-¿Podría hacer que mi hija nazca? ¿Por favor? -dije limpiando mis lágrimas.

La señora presionó un botón de emergencia y entraron dos enfermeras y minutos después llegó un doctor.

Conectaron a Maddie a unos aparatos y comenzaron a abrir su estómago, ya que como estaba "desmallada" no podría tenerlo natural. En sí le estaba haciendo cesárea. Mi estómago dio un vuelco y sentí ganas de vomitar, desmallarme, llorar; sentimientos combinados que jamas había experimentado.

Luego de quince minutos vi salir la cabeza de mi hermosa y pequeña hija. Lloré... Lloré como nunca. Sentí una felicidad inmensa que nada me la podría quitar. Mi hija era hermosa... Sin duda una princesa. La cargué en mis brazos y contemplé su belleza. Tenía la nariz de Maddie, mis labios, era blanquita con un pelo castaño clarito: parecían pelucitas. Sus ojos estaban cerrados y era pequeña. Mis lágrimas calleron en sus labios y ella comenzó a saborearlo.

-Señor, Madison no reacciona. -dijo una de las enfermeras. Mi pequeña comenzó a llorar, como si hubiera entendido lo que dijo la enfermera y estuviera llorando por eso, pero no, estaba llorando por no sé qué cosa por la que siempre lloran los bebés al nacer.

Le pasé mi niña a una enfermera y me acerqué a Madd, sus labios estaban pálidos y resecos. Su cara estaba de un color amarillo y se veía que descansaba en paz. Mis lágrimas seguían callendo... No puedo perder a otra novia... Y menos a ella... Mi razón de ser.

-Pero hagan algo -grité-, ella no está muerta.

-Señor, no podemos colocarle autoshock así como así, ahí si podría morirse.

Sin duda no veía mi vida sin Maddie... No veía la vida de mi hija sin su madre... No podía ver nada sin ella.

-Maddie, por favor -agarré su mano-. Tienes una hija preciosa, tienes a tu chico que te ama con todo su corazón, una familia que te adora... Por favor, no nos hagas esto.

Las enfermeras me pidieron que saliera de la sala... Así que tuve que salir, y espero recibir una buena noticia.

Small Forever. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora