La idea de la Bruja Roja

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La Bruja del mar rojo Wadanohara y su acompañante Sal, el Embajador del Mar de la muerte, un tiburón albino salmón. Se encontraban dando un paseo por el Mar de Estrellas... o lo quedaba de esta.

Estaban agarrados de la mano y la pequeña bruja tenia apoyada su cabeza en el brazo del tiburón. Ambos tenían una sonrisa de oreja a oreja, deambulaban por los alrededores con un silencio cómodo hasta que la bruja lo rompió con una pregunta...

-Oye Sal... y que tal si mañana salimos con Samekichi"- pregunto la joven bruja con una sonrisa-

-Eh? porque dices eso tan de repente?- dijo el tiburón salmón con algo de sorpresa-

-Mmm bueno, sabes que quiero que Samekichi habrá sus ojos rápido, asique estaba pensado de porque no sacarlo de paseo- expreso la peli castaña mientras paro la caminata-

-No estoy seguro de eso...- dijo el albino con una mueca de disgusto.

-Eh?!! Porque?!!

-Podría ser peligroso- respondió el tiburón cruzando sus brazos-

-¿Peligroso?-

-Si, por ejemplo los habitantes del Mar de la Muerte podrían atacarlo o el podría atacarnos a nosotros-

- Oh vamos Sal! exageras, sabes que no va a pasar nada mientras que tu o yo estemos presentes- confirmo la bruja mientras le daba un abrazo por la espalda-

-Por favor si...-

-Pues...- frunció un poco el seño y dejo escapar un suspiro-

-De acuerdo cariño, tu ganas- expreso sin ninguna emoción.

-Si! Es por eso que te amo Sal y esta es tu recompensa...-

Después de haber dicho eso empezó acariciar el pecho de este y tocar alrededor de su cola sugestivamente, por atrás, mientras que sonreía perversamente.

Sal entendió perfectamente ha que se refería esa recompensa asique sin dudarlo giro a la bruja y la alzo para poder besarle ya que era muy pequeña.

Empezaron a darse tiernos besos al principio, pero después el beso se profundizó, hasta hacerse una pelea de lenguas, hasta que tuvieron que separarse por cansancio, al separarse pudo ver el rostro de excitación de su amada.

Eso encendió a Sal que ya no podía contenerse más y empezó a quitarse la corbata mientras ponía a Wadanohara en el suelo con delicadeza y prosiguió con ese profundo y apasionado beso mientras que sus manos se adentraban debajo de la falda de la castaña. Pero de un momento a otro la bruja lo detuvo...

-Oye espera no quiero hacerlo aquí..-

-Qué? Te da vergüenza?- dijo el tiburón salmón con una sonrisa pervertida mientras le besaba el cuello a la bruja-

-No es eso es que...-

Se elevo un poco para llegar al oído del albino.

-Te tengo una sorpresa en nuestro cuarto- susurro la castaña con una voz sensual-

Después de decir esto la bruja, Sal no tardo ni un minuto para levantarse, y rápidamente cargo a su amante al estilo princesa y se apresuro para ir a su cuarto. En el camino se imaginaba la sorpresa que podía ser...

Lo que no sabia Sal es que esa "sorpresa" no era nada de lo que el esperaba...

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El paseo de la Bruja RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora