El paseo de la Bruja Roja

La determinación del tiburón Gris

-"Por que ha tenido que pasar esto? Porque!? Porque a Wada?
Si tan solo... yo... hubiese sido más fuerte habría podido proteger a Wada, pero ahora es muy tarde... tarde para todo..."-

Me encontraba otra vez lamentándome de no haber podido proteger a Wadanohara. Era lo único que podía hacer estando encarcelado en esa celda de todas maneras.

Lamentarme, lamentarme y lamentarme lo único que hacia para entretenerme, porque no me venia otro pensamiento, solo recordaba los dolorosos gritos que Wadanohara daba siendo abusada por Sal...

Y no haber podido hacer nada para pararlo... me llenaba de ira, por mi culpa la Wada a la que yo amaba había desaparecido.

La Wadanohara que yo amaba la inocente, la amable, la graciosa... se había ido. Y ahora estaba la Wadanohara cínica y sádica que tenia una sonrisa falsa cosida en su cara, que me produce temor cada vez que la veo....

Pero aun así... yo aun tengo la pequeña esperanza de que la Wada que yo amo, se encuentra en ella... si esa pequeña esperanza es lo único que me mantiene cuerdo en este lugar...

Y tengo que hacer que vuelva... no se como pero tengo que hacer que regrese, a pesar de que cuando trato de hablar con ella, Sal me propina unos golpes para que me callara.

Y por lo visto, era imposible estar con Wada a solas, porque esa maldita basura le había prohibido ir a mi celda sola. Apuesto que el sabe que puedo recuperar a la antigua Wadanohara y es por que tiene mi-....

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuche una voz que reconocía muy bien...

-Buenos días Samekichi! Como te encuentras?-

-...!?- Quede sorprendido. Era Wada.

Cuando había entrado ni si quiera escuche sus pasos, estaba tan perdido en mis pensamientos? Pero como sea sabia que alado suyo se encontraba el ser que más odiaba de este mar.

Es por eso que ni si quiera me inmute en levantar la vista o responderle.

-Veo que no tienes muchas heridas, eso es bueno, porque quiero que disfrutes mucho este día. Sabes por que?- pregunto-

Seguí con mi silencio, mientras que ella prosiguió hablando.

-Porque hoy tenemos una cita, solo tu y yo! Que te parece?- se respondió con alegría-

Eh...? Espera, oí bien? Eleve mi vista y rápidamente mire alrededor de la celda, para comprobar lo que Wadanohara había dicho.

Y estaba en lo cierto no había más nadie que yo y ella en el cuarto... acaso esto era un milagro? Mi deseo se había cumplido? Me preguntaba. Hasta que Wada empezó hablar de nuevo.

-Oh valla, con tan solo ver tus expresiones puedo decir que te gusto la idea jeje-rio un poco-

Ella había hablado anteriormente de una supuesta "cita" asique después de mucho tiempo empecé a hablar...

-Tu... diji-...iste de una cita- pregunte tartamudeando un poco-

-Mmm~ Si, te gusta cierto! Pero no te preocupes no iras con todas esas cadenas, ahora te liberare ok?-

Dicho esto Wadanohara se aproximo a mi celda y la abrió, creo que ella la abrió con magia aunque no alcance a ver bien.

Después se acerco a mi y quito las grilletas que tenia en mis pies y en mis manos, sentía pequeños espasmos y nervios recorriendo mi cuerpo cada vez que sus manos rozaban mi cuerpo, a pesar de que ella llevara guantes...

Al final solo me dejo con la cadena del cuello, me dolía un poco el área de los pies y las manos me imagino que era de no haberla movilizados hace tiempo.

Entonces eleve un poco mi vista y me tope con la mirada de Wada con una ligera sonrisa.

-Lastimosamente no puedo quitarte la cadena del cuello-expreso con tristeza- Pero no pienses mal, es para seguridad de que no te escapes asique...

Extendió sus manos hacia mi y sonrió con alegría.

-Nos vamos?- pregunto-

Por un momento pude visualizar a la otra Wadanohara con esa sonrisa que me dio y sin pensarlo dos veces tome su mano para levantarme.

Al levantarme nos encaminábamos hacia la salida de la celda.

No se que valla a ocurrir pero por favor Dios del Mar ayúdame aunque sea esta vez...

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Estábamos fuera de la celda Wadanohara sostenía mi mano desde que me ayudo a levantarme y no tenia pensado soltarla tampoco al parecer.

Levante mi vista hacia arriba, veía un poco borroso todo, debe ser por no haber salido desde hace mucho tiempo. Pero poco a poco mi vista se mejoraba hasta que pude ver todo a la perfección.

Todo... era... rojo.

Había cambiado mucho el paisaje, no reconocía nada. Todo estaba lleno de brazos y ojos los suelos, los corales. Los peces que se paseaban por los alrededores eran deformes todos compartían algo en común y era que tenían ojos alrededor del cuerpo.

Estaba impactado, estaba peor que la ultima vez. Asique este era el verdadero Mar de la Muerte?

-Y bien, no te parece hermoso la vista? Samekichi- pregunto Wada-

Esto era lo que Wadanohara le decía hermoso? Esta era su felicidad...? Acaso será por esos ojos rojos que veía diferente? Me hacia preguntas más pregunta sin tener respuesta de una...

Tartamudeaba un poco tratando de buscar respuesta pero no salía nada. Pero de un momento Wada me jalo la mano hacia adelante, tratando que caminara.

-Vamos Samekichi! Esto es solo el principio- dijo esta con alegría-

Ah es cierto! No tengo tiempo como para pensar tonterías, ahora mi único propósito es traer a Wadanohara de vuelta aunque...

Fije mi vista hacia Wada viendo esos ojos carmín, me estremecí un poco al verlos y entonces por mi reacción ella me miro un poco raro.

-Pasa algo Samekichi? Aun te duele el cuerpo?- consulto la bruja con preocupación-

-Ah... n-no... no es nada s-sigamos ok- dije mientras veía hacia otro lado-

Ella asintió y acto seguido me guio hacia un camino que para mi era un completo misterio. Se que es imposible transformar a una persona de un día para otro pero... si es por Wada yo hare lo imposible.

-Yo te salvare Wadanohara- susurre para mi mismo, viendo hacia adelante-

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Gracias a todos por llegar hasta aquí.