Tijeras

Cerca del fin.

Hacía calor, como cualquier día de noviembre.
Cada día que pasó Olivia aprendió a odiarse generosamente. Ella no se odiaba, los demás hicieron que se odie.
Recibió una variedad de insultos ese día

lesbiana de mierda.

¿por qué no te suicidas?

nadie te quiere.

no servís para nada.

Camila se encargó de difundir el rumor sobre si Olivia era o no homosexual.

La que le dió el beso a Olivia fuiste vos. En todo caso, la homosexual serias vos.

Olivia no dijo nada. Simplemente se reía ante los insultos de sus compañeros de clases. Pero por dentro le dolía, si mirabas sus ojos, podías ver el dolor de su alma.

¿Sabes lo que pasa? Llega un día en el que te cansas. Te cansas de ser inservible, de no ser nada para nadie. De ser fácil de reemplazar. De ser la idiota de la familia. De ser antisocial. Llega un día en el que te cansas de existir.
Olivia se cansó de vivir. Nadie estuvo ahí para salvarla.

Olivia estuvo encerrada en el baño, mientras pasaban los minutos del recreo.
Una chica se acercó a hablarle. Era rubia con ojos claros, no era muy linda, pero a diferencia de todos, se interesó por Olivia.

-¿Estás bien? Siempre estás sola. ¿Tenes amigos?

Imagínense la cara de Olivia, se puso colorada. Tenía miedo y vergüenza. Ella contestó:

-Si tengo amigos y no, no necesito tu ayuda. Estoy bien.

Por poco le arranca la cara a esa chica rubia.
Olivia mentía, no tenía amigos y tampoco estaba bien. Pero ¿a quién le importa?.
Prometió no volver a estar en los baños.
Al llegar a su casa, Olivia entro a la cuenta de twitter de Camila. Habían todo tipos de mensajes para ella. Insultos, obviamente.
También en la cuenta de otras personas, que alguna vez fueron amigos de Olivia.
Por ejemplo:

Olivia sos una gorda de mierda. Ladrona.

¡LO QUE FALTABA! que acusen de ladrona a Olivia.
Olivia, al ver todos esos acosos hacia ella, se decidió a ponerle fin a su vida.
Olivia se va a suicidar esa misma noche.
Agarró una hoja y empezó a escribir su carta de suicidio:

9 de noviembre.

Perdón por no encajar en la sociedad. Perdón por cometer errores.
Estoy muerta hace mucho tiempo, no veo la diferencia entre el día y la noche. La oscuridad me invade y me lleva hacia el infierno: mi propia mente.
Ya no siento el dolor de los cortes, el dolor de mi alma es más profundo.
De cualquier forma nadie puede salvarme.
La sociedad me mató.
La sociedad mató a la niña inofensiva e inocente que alguna vez fui.
Maldigo aquel 28 de diciembre.
Maldigo no poder ser lo suficientemente fuerte para poder valorarme y aprender a estar sola.
Maldigo amar a Guillermo y adorar a Camila.
De cualquier forma, no merecen ser nombrados. Les deseo tan solo un minuto de mi sufrimiento.
Me miro en el espejo y veo un error.
Solo soy los restos de una persona que alguna vez fue feliz.
Pero que quede claro: yo me amaba. Ellos hicieron que me odie.
¿Por qué me insultan? Es más fácil ignorarme. Pero no. ¿Siempre quieren hacerme sufrir?
Ya no más.
Lamento haber tratado mal a la chica del baño. Tal vez ella también necesitaba un amigo.
Hace casi un año que mi vida se rompió. Ya no aguanto más, es absurdo creer que las cosas van a mejorar. Simplemente empeoran.
Es duro darte cuenta que toda tu vida fue una mentira. Nunca tuve amigos verdaderos.
Me hubiera gustado conocer a mi papá biológico, pero ni siquiera él me quiere.
No valgo nada para nadie.
No vale la pena seguir viviendo.

Olivia.

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Olivia entró a su cuarto, tomó varias pastillas entre lágrimas. Leyó por última vez el mensaje privado que le envío Camila, diciendo "por mi suicidate, no me interesa tu vida" entre otros insultos.
Agarró la cuchilla e hizo pequeños cortes horizontales y verticales por todo su cuerpo.
La niña inocente era un monstruo. La niña se estaba muriendo por culpa de la sociedad. Por culpa de la fragilidad de su mente.
Se acostó en su cama, dejando rastros de sangre. Sostenía la carta de suicidio entre sus manos. Estaba mareada y veía borroso. Cuando de repente, se abre la puerta de su cuarto:

-¡Olivia! ¡¿Qué hiciste?!