El final.

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La madre de Olivia entro a su cuarto y vió la "escena del crimen"
Su pequeña e inocente hija está al borde de la muerte.

Olivia se había desmayado, tenía la carta en sus manos y su rostro empapado de sangre y lágrimas, al igual que su alma.

Llamaron a emergencias y los doctores hicieron todo lo posible. Los familiares leyeron la carta suicida de Olivia. Todos estaban asombrados.

¿Cómo podía ser posible? La pequeña adolescente sonriente se había convertido en un infierno, por culpa de los demonios que la rodeaban.

Olivia estaba viva aún. Bueno, su frágil corazón latía. Eso no significa vivir.

Pasaron varias horas y la noticia se corrió por todo el instituto.

Camila se enteró.
Guillermo se enteró.
Yasmin se enteró.
Aquella chica rubia del baño se enteró y lloró.
Los padres de Camila, aquellos monstruos sin sentimientos, se enteraron.

Estoy segura que la culpa los invadió.
Al fin y al cabo, no es la bala, si no quién presiona el gatillo.

Ya no importaban ellos.

La situación de Olivia empeoraba.
Nadie creía que ella iba a sobrevivir, total, eso era lo que quería, morirse. O eso creían todos.

Los latidos se hacían más debiles.

Nuestra niña nos deja.

A nuestra niña la está matando la sociedad.

Los médicos hacen todo lo posible.

Hay latidos cada vez más débiles,

hasta que al fin...

Nuestra niña, abrió los ojos.

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Dicen que para encontrarnos primero hay que perdernos.

Así fue como yo pude aprender a valorarme.

Queda mucho por aprender.

Pero cada amanecer es una nueva oportunidad para ser felices.

De eso se trata la vida, de vivir.
De reír.
De jugar.
De sonreír.
De amar.

Al igual que muchas personas más en éste mundo, que tuvieron que perderse para luego encontrase.

Es dura la caída. Es duro darte cuenta que toda tu vida fue una mentira.
Es duro saber que no sos importante para nadie.
Es duro vivir. Pero ya no importan los demás, no importa Camila, ni Guillermo, ni nadie.
Simplemente importo yo.

Yo soy mi salvadora.

Yo soy Olivia y todo lo que conté en esta historia me pasó a mi, pero hoy...
Ya no hay más cortes.
Ya no hay más lágrimas.
Ya no hay más dolor.

Y así fue como pude salvarme.

La vida da nuevas oportunidades siempre.
Los amigos verdaderos tardan en llegar pero... llegan.
Hoy puedo decir que tengo muchísimos amigos.
Amigos verdaderos. Esos que te curan el dolor del alma.

No voy a mentirles.. cada día que despierto me arrepiento de haber querido suicidarme, porque en realidad, quise suicidarme 8 veces a lo largo de mis 16 años.

Me considero una sobreviviente de mi propia mente y de la sociedad.

Aprendí a amarme.
Aprendí a valorarme.
Ya no tengo miedo.

Yo sola pude demostrar que soy capaz de todo.
Yo sola pude dejar de cortarme, de lastimarme, de vomitar, de ayunar. Yo sola pude dejar mi infierno.

Y espero que vos, al igual que yo, puedas hacer lo mismo.

Fin

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