Eres mía

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Ambos soltaban ligeros sonidos que le daban a entender a ambos lo bien que se sentían con todo aquello. Pero eso no era suficiente, el rodeo a la chica por la cintura con uno de sus brazos, con uno era suficiente para alzarla mientras con su mano libre tomó su erección colocándola sobre la húmeda entrada de la chica entrando poco a poco en ella.

—¡Ay! Despacio... Duele —No pudo evitar mencionar Elizabeth al sentir como aquel gran miembro se adentraba en ella, era grande y ella no tenía experiencia en ello.

—Claro, seré generoso —Murmuro en tono suave mientras iba con cuidado bajándola poco a poco sobre él.

—Mmh..—En su rostro se podía ver el claro dolor que sentía ante aquello, su rostro se posó sobre el hombro del chico mientras sus brazos lo abrazaban con fuerza.

Continuo hasta estar casi por completo dentro de ella, no iría más adentro por ahora, además de ser pequeña en comparación a él aquello parecía ser la primera vez que la chica hacía algo así, si bien quería ir rápido se contuvo, no quería arruinar aquella linda flor que había caído en sus brazos.

—Muévete — Pidió él mientras la tomaba por la cintura con ambas manos, aquella posición le ayudaría a ir a su ritmo hasta que se acostumbrara a ello. El rostro de él se acercó al cuello de la chica comenzando a besarle con voracidad, le besaba y mordía dejando claras marcas en su blanca piel.

Una vez que el sintió que el ritmo en el que ella podía moverse no le lastimaba la alzó junto a él tumbándose ambos sobre la cama, Elizabeth quedo con la espalda sobre la cama mientras él se acomodaba entre sus piernas; él sonrió al ver aquel rojo que había manchado sus muslos salir de la chica, no había pensado en ser el primero en tomar a tan linda flor, pero su estúpido orgullo de hombre le hacía sentir aún más complacido por ello.

Volvió a introducirse en ella ahora con mas seguridad, aun si ir hasta el fondo, colocó sus manos a cada lado del cuerpo de la chica mientras comenzaba a mover sus caderas contra la pelvis de ella, el choque entre ambas pieles produce un lujurioso sonido que junto a los gemidos de la chica inundaban la habitación. El sentía total placer al sentir como el interior de la chica le envolvía por completo, sentía como el calor y la humedad de aquel suave interior le acariciaban tan placenteramente.

Ella por su parte había dejado un poco de lado aquel punzante dolor en su vagina para comenzar a disfrutar como le acariciaba por dentro con aquel duro y grande pene en su interior. Podía sentir como le llenaba por completo yendo adentro y afuera cada vez con más rapidez. Él tomó la cintura de ella mientras ella se apoyaba con sus piernas sobre la cama para poder mover sus caderas en ligeros círculos cada que él hacía un movimiento.

Junto a ello la sutil caricia de los dedos de él sobre su clítoris le llenaban de éxtasis por completo. Para ser su primera vez esta era muy placentera una vez que aquel dolor desapareció por completo. El definitivamente sabía lo que hacía y ella sabía que se estaba conteniendo de ir más allá de lo que ella podía soportar por ahora, en silencio agradeció por ello; entre tanto movimiento en su interior de pronto comenzó a sentir como las paredes de su interior se estremecía de pronto dándole una oleada de gran placer erizando cada vello de su cuerpo, aquello parecía darle también gran placer al hombre sobre ella, las muecas que este hacían le daban a entender que como ella este estaba por llegar a su clímax.

—Hazlo —Murmuró mientras apretaba los labios ante aquella gran satisfacción inundando su cuerpo.

—Dilo, di que eres mía —Dijo en tono de orden aquel hombre entre gemidos, ansiaba escuchar aquella atrevida afirmación.

—Si, soy tuya —Dijo entre sollozos, definitivamente ahora aquel hombre podía hacer con ella un total desastre si así lo quería, cada beso y caricia que recibió de él aquella noche la había complacido sin más. Sabía que él había llegado a su orgasmo al sentir más calor en su interior, luego de una fuerte embestida final; cuando salió de ella sintió algo líquido salir tras él, la había llenado de sí por completo.

Ambos se tiraron sin fuerza en la cama, sus respiraciones eran agitadas, ambos trataban de recuperar el aliento, el chico la abrazo con cuidado mientras depositaba un pequeño beso sobre la frente de ella, estaban tan cansados que no supieron en qué momento se quedaron dormidos. 

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