Capítulo uno

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By Malú

"-Joder, Malú... estás como una puta cabra... -Se rió entre mis brazos, empezando a forcejear conmigo en cuanto entramos en su cuarto y le aplasté el cuerpo con las manos, cerrando la puerta y apoyándome en ella de espaldas.

El ruido que hacía la familia al completo se escuchaba desde abajo. Esos mellizos que me habían confundido con la muerte, la madre de Lía, es decir, mi madre, cotilleando con las tías que no conocía, Gordon hablando de deportes con los hombres... así que eso era una familia ¿eh? No me interesaba.

Sólo me interesaba Lía.

Yo ignoraba el jolgorio con suma facilidad, de hecho tampoco me habría importado mucho tenerlos delante en aquel momento, abrazando a mi Muñeca, hundiendo mi boca en su nuca saboreando uno de sus tatuajes. Era bastante exhibicionista. Pero Lía no...

- ¿Por qué no dejas de temblar? - murmuré. Estaba muy tensa, lo notaba.

-No... no quiero hacerlo aquí. De sólo imaginarme que todo el mundo está abajo... me pongo enferma.

-Así que ese es el problema. Muñeca, eres una auténtica cobarde.

-Cállate. -Se revolvió entre mis brazos, molesta.

La solté, agarrándola del brazo enseguida y volteándola hacía mí, quizás demasiado brusco.
Siempre me olvidaba de lo jodidamente delicada que era la Muñeca.

-Dime, Mrs. Loquera... ¿Hay alguna ley que prohíba el incesto consentido entre hermanas del mismo sexo y misma edad? - Lía hizo una mueca con la cara, algo parecido a un puchero de niña pequeña. Hum... muy tentadora...

-No... no exactamente.

- ¿Entonces por qué se supone que el hecho de que sea yo quien te meta la lengua hasta la garganta está mal?

-Porque... - se quedó pensativa unos segundos, dándole vueltas a la cabeza. - Porque está mal visto por la sociedad. Nos tomarían por depravadas sexuales y nos marginarían como si tuviéramos la peste. Nos llevarían al psicólogo porque... no es normal... - La Muñeca agachó la cabeza, con el ceño fruncido y los ojos brillantes. Me incliné hacía delante, buscando su mirada resplandeciente entre su melena con una sonrisita en la boca.

- ¿Por qué no es normal? ¿Por qué nadie lo hace? ¿O por qué no tienen necesidad de hacerlo?

- ¿Qué quieres decir? - me miró con una ceja alzada, consternada.

La agarré de la cintura, pasando mis manos por el filo de su camiseta y empecé a subírsela lentamente, acariciando con la palma de mi mano toda su piel blanquecina, su torso curveado, llegando a aquellas tetas que tanto me gustan.

-Se crían juntos desde pequeños... los padres tienen unos ideales anti-incestuosos en la cabeza que le transmiten a los niños desde su nacimiento... - mi Muñeca alzó los brazos, pasiva mientras le sacaba la camiseta y la dejaba caer al suelo. Su expresión seguía siendo la de una niña pequeña enfadada porque se había quedado sin piruleta. Me parecía una expresión digna de una estrella porno. - La unión, la convivencia y la educación por parte de los padres hace imposible que los hermanos se vean como algo más y... - la atraje hacía mí dándole un ligero tirón del cinturón de sus pantalones. Lía apoyó las manos en mi pecho con suavidad, mordiéndose el labio inferior. - No se necesitan el uno al otro.

Muñeca AbandonadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora