Frío, fue lo primero que sintió antes de abrir los ojos, la cabeza le pesaba y se sentía algo desorientado apenas logro distinguir algunos detalles del pequeño cuarto el cual era invadido en su mayor parte por un color blanco.
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De repente una de las dos puertas del cuarto se abrió y de ella apareció una chica de una piel tan blanca que si no fuera porque su cabello, el cual llegaba a sus caderas, la confundiria con las paredes. Se sorprendió también por el inusual color azul de este, la chica alzo la vista al percatarse de que el estaba despierto.
- Hola - fue lo primero que salió de la boca de la chica mientras se acercaba a la cama donde estaba acostado el chico de cabello negro. - ¿Cómo te sientes? -
- Me duele la cabeza - contesto con algo de dificultad mientras observaba un inexpresivo rostro tras del marco negro de unos lentes rectangulares.
La chica de grandes e inertes ojos negros se acerco a una repisa de vidrio de donde saco una pequeña píldora roja, cogió un vaso de agua de la mesita de un lado de la cama y se los tendió al chico de rostro cansado.
- Ten, te sentirás mejor. - dijo mientras que el alzaba el brazo para cogerlo se dio cuenta de una extraña cosa.
- ¿Qué es esto?. - dijo el chico de ojos marrones que observaba detenidamente su manos, brazos y piernas. Estos se encontraban envueltos en su mayor parte por gasas.
- Son quemaduras de tercer grado. - dijo la chica de larga cabellera.
- ¿Pe.. pero que me paso? - dijo tartamudeando.
- ¿No lo recuerdas? - Pregunto en tono seco.
- N.. no. - no era lo único que no recordaba recién se daba cuenta que no recordaba ni siquiera quien era el.
- ¿Sabes cuál es tu nombre? -
- No. - dijo sorprendido de su propia respuesta. ¿Cómo era posible que no supiera la respuesta a una pregunta tan fácil?
- ¿Cuál es tu edad? -
- No se. -
- ¿Qué dia es hoy? -
- No se. -
- ¿Cómo se llaman tus padres? -
- No se. -
- ¿Cómo llegaste aquí? -
- mm... -
La gran oleada de preguntas lo estaba mareando mientras que el dolor de cabeza seguía aumentando. Encerró su cabeza entre sus manos mientras se viraba a un lado.
-Mierda - susurro la desconocida para si misma mientras tanto el chico trataba de ahogar los aullidos de dolor que trataban salir de su boca.
La chica corrió hasta una mesita de donde saco una jeringa y un frasco pequeño con un liquido transparente dentro. El chico de cabello negro empezo a retorcerse del dolor. Ya no solo era la cabeza aquella horrible sensación de había esparcido a otras partes del cuerpo. Sentía como si todo su cuerpo estuviera en llamas a la vez que era electrocutado. Simplemente era un dolor inimaginable.
Cuando la jeringa estuvo llena esta fue administrada directamente en su carotida. Poco a poco el dolor disminuía a la vez que era acogido por la oscuridad. Pero antes de ser capturado totalmente por ella logro vocalizar dos simples palabras.
- ¿Tu nombre...? -
Ella aun con la respiración ligeramente agitada respondio
- Yuriko... -
Esa fue la ultima palabra que escucho antes de caer en un profundo sueño.
