Capítulo 8

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Después de haber estado unos minutos más con James, me llevó a casa.

Tomé mi teléfono y llamé a Gael.

-¿Clea? Por favor dime que estas bien, no quiero morir todavía... si te pasó algo tu hermano va a matarm... - lo interrumpí.

-Estoy bien Gael, vas a conservar tu vida – ambos nos reímos unos segundos y pude notar que él seguía en la fiesta - ¿Las chicas siguen en la fiesta?

-Sí, ya nos estamos por ir. Voy a buscarlas, que duermas bien.

Después de haber colgado el teléfono, me cambie de ropa poniéndome un pijama y después me quité todo el maquillaje.

A la mañana siguiente me levante y me di una ducha para despertarme. Después de bajar las escaleras me encontré con mi familia.

-Buenos días – saludé a todos.

-Buenos días cariño ¿Qué tal la fiesta?

-Hablando de fiesta, tenemos que hablar familia – obtuve la atención de todos y continué – Conocí a alguien...

-Tienes que ser más específica pequeña – dice Aris con tono impaciente.

-Está bien, se llama James y tenemos la misma marca de nacimiento, la luna creciente en el hombro derecho.

-¿Hablaste algo con él? – ahora pregunta papá.

-En realidad yo no le dije nada, él fue el que me contó que es un cazador entrenado, que le han hablado de mí y de nuestro lazo. Él sabe todo, pero aun así yo no le dije nada... solamente le dije que hoy teníamos que ir a la manada.

-Hiciste bien hija ¿tu loba ha dicho que tienes que confiar en él?

-Por si quieres mi opinión también, aparte de la de tu favorita Alinen. Yo también confió en él.

-Alinen no es mi favorita.

-Parece que sí.

-Si papá, las dos confían en él.

-Está bien hija, tienes que preparar tu bolso porque esta tarde vamos a la manada y de pasó te quedaras un tiempo allí – estuve de acuerdo y todos desayunamos tranquilamente.

Tenía en mente contarles sobre los mensajes pero creí que no era algo interesante, entonces me callé.

-¿Caly?

-¿Sí...

-¿Qué opinas de los mensajes que recibí?

-Opino que no son nada bueno esos mensajes, no contestes ninguno.

-Está bien.

Terminé mi desayuno y subí a mi habitación. Guarde todo lo que creía necesario, todas mis cosas electrónicas con sus cargadores. Y una vez que estaba por terminar escuche el timbre.

Seguro era James, pero mejor esperaba que lo hicieran pasar.

Fui al baño a tomar mis cosas y cuando salí estaba en mi cama acostado.

-Vaya, siéntete como en tu casa... - me burlé de él.

-Gracias, realmente estoy casando – hace pucheros y termina riendo – tuve que despertar temprano para ir con mi padre y contarle todo. Ellos también van a ir a la manada, tenemos que hacer el tratado de paz y el pacto.

-Supongo que cuanto llegue a la manada me enterare de todo con sumo detalle – guarde mis cosas y cerré el bolso – Creo que necesito otro.

-¿Otro qué?

-Otro bolso – respondo como si fuera más que obvio. Busque en mi armario y encontré una mochila grande.

Media hora después cuando tenía todo listo, bajamos. Por supuesto James cargando mis cosas.

-Así que tú eres James ¿no? – papá aparece desde la cocina acercándose a nosotros.

Aris se acerca tomando mis cosas y llevándolas al auto, no sin antes desearle suerte a James.

-Sí señor, James Olwaker – le tiende la mano y ambos las estrechan.

-Espero que cuides a mi hija Olwaker.

-Lo haré señor – mi padre le sonrío y pude notar que James se relajaba.

Todos nos subimos al auto, me coloque mis auriculares y me relaje un poco. Un rato después ya habíamos llegado.

Bajamos del auto y comenzamos a caminar encontrándonos con Arthur y Brentt. Blanquee los ojos a este último.

Brentt camino rápidamente hasta James y lo agarró de la chaqueta -¿Qué hace aquí este maldito cazador? – grita mirándonos a todos.

Me acerqué a ellos y empuje a Brentt obligándolo a que soltase a James.

-Hijo, los cazadores están por venir. Es parte de la profecía, nosotros haremos un tratado de paz y un pacto con ellos. El chico al que acabas de agarrar será la pareja de Clea, y la va a proteger con su vida. Ellos están compartiendo un lazo muy fuerte en este momento.

Con cada palabra la cara de Brentt se iba descomponiendo, hasta el punto que se fue furioso.

Escuchamos unos autos llegar y ahí venían los cazadores. Eran tantos que no podía creerlo.

Vi a un hombre más grande en musculatura que los demás y por sus rasgos pude darme cuenta que era el padre de James.

Su padre se saludó con Arthur y se fueron todos a la sala de juntas.

Aproximadamente a los treinta minutos salieron y dieron el anuncio que los cazadores se quedarían aquí y que entrenarían todos juntos. Por una parte me gustó la idea de que James pudiera quedarse, sentía que podía confiar en él.

-El lobo de Brentt esta celoso.

-No digas tonteras Caly.

-No son tonteras, pude notarlo, apenas los vio a ustedes dos juntos y ahora él está escondido mirándonos.

La ignoré y fui junto a mi padre.

-¿Hay algo de lo que deba enterarme papá?

-No hija, todo está y va a estar bien. Ahora necesito hablar un poco con James y su padre – estuve de acuerdo y lo dejé ir.

-¿Clea? – di media vuelta y me encontré con una joven que debe tener mi edad.

-Sí, soy yo.

-Déjame acompañarte y mostrarte donde te quedaras – asentí y la seguí hasta una pequeña cabaña donde al parecer no iba a estar sola.

-Mi madre y yo seremos tus compañeras – agradecí mentalmente y luego le agradecí a ella.

Fui hasta mi cuarto y comencé a acomodar todas mis pertenencias. Este lugar era cómodo.

Cuando ya estaba anocheciendo salí de la cabaña y me dirigí donde estaba mi familia.

-Ahora nos tenemos que ir hija, pero siempre que podamos vendremos ¿ok? – asentí y le devolví el abrazo a mamá y luego me despedí de mi padre y de mis hermanos.

Lo único que me animaba era que al principio de la semana vendrían mis amigos, ellos también necesitaban entrenamiento e íbamos a estar todos juntos.


La profecía de la lobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora