Claro. En ella me duele que pusiera todo, mi empeño, mis ganas de demostrarle cuanto la quería, que termine perdiéndome a mí, odiando mi apariencia y dudando de los motivos que me hacen ser único.
Porque de todos es sabido que en cuestiones amorosas los hombres somos ridículamente más bobos, pero no es del todo cierto, lo es, pero no porque no sepamos que es el amor, sino porque nos da tanto miedo el mostrar vulnerabilidad, que cuando llega una persona especial le damos todo sin más ni más y cuando llega el momento de decir adiós los hombres volvemos a recoger nuestros cachitos de corazón y orgullo del suelo para hacer una armadura aún más fuerte. Y así volvernos más fríos para la siguiente, dura y encarnizada batalla que nos depare el destino.
Éramos dos desconocidos, dos personas que se daban poco más de un hola cordial, aunque he de admitir, ella iba robando cada vez más mi atención. No tengo idea y no quiero tenerla de cómo fue que se sentía ella al saber de mí existir, por qué parte del encanto es eso, el no saber qué es lo que le atrajo de ti a esa persona.
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El arte del Adiós...
RomanceEste texto lo estoy escribiendo principalmente cuando me siento con el animo para hacerlo,bajo,decaído y ayudándome con experiencias que a mi corta edad he vivido.