Cap. 2: ¿Quieres jugar?

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Miki
                 
Una semana pasó, Rin y yo ahora somos buenas amigas, quedamos de vernos los fines de semana, sin embargo había estado lloviendo desde el jueves y tuvimos que cancelar la salida.

Solo había despertado hace unos minutos, el sonido de una llamada entrante me había despertado. Tomé el teléfono con pereza y atendí la llamada.

—Hola —mi voz era casi inaudible.

-—Miki, solo quería avisarte que no llegaré a casa hasta mañana, le pedí a la vecina que venga a cuidarte, llegará al rededor de las dos con su sobrino.

—Ah, Mikio —le reproché—, se cuidarme sola.

—No importa lo que digas, vendrá a cuidarte.

—¿Te habían dicho que eres el hermano mas sobre protector que existe?

—Tu sabes que solo quiero cuidarte, ahora que mamá y papá no están yo soy responsable de tu bienestar, si te pasara algo, creeme que no me lo perdonaría. —prácticamente él me estaba rogando que lo dejara cuidarme.

—Está bien -si no cedía el se volvería loco—, adiós, cuidate.

Cerré el móvil y lo deje sobre la mesita de noche. Me dejé caer en mi cama rendida, no puedo creer que alguien vendrá a cuidarme, tengo catorce, puedo quedarme sola en casa sin incendiarla. Volví a tomar el móvil, Mikio dijo que quien quiera que sea la persona que me cuidará llegará a las dos, yo debería almenos estar vestida para entonces. Revisé la hora en el móvil, 1:35 pm, tenía menos de media hora para vestirme y comer algo.

(...)

Una vez vestida bajé a la cocina, busqué y busqué en los cajones de la despensa hasta encontrar un ramen instantáneo que después de unos minutos ya estaba en mis manos agotando su contenido con cada bocado.

El sonido de unos nudillos golpeando la puerta inundaron la casa que ahora se encontraba en un silencio casi completo.

Abrí la puerta con un poco de nerviosismo en mi, tenía algo de ansiedad por ver a estas personas, nunca se sabía si tu vecino o vecina podría ser un psicópata en potencia.

En el umbral de la puerta se encontraba una chica alta de cabello blanco hasta los hombros, ella me sonreía de manera amable mientras a su lado se hallaba el mismo chico de otro día sin expresión alguna en su rostro.

—Hola, soy Rae, tu vecina -su sonrisa se expandió aun más, ¿eso era posible?—, y el es mi sobrino Piko.

—Hola, soy Miki. —esperé ver alguna reacción de parte del albino, pero no, permaneció con su vista fija en la nada.

—Tu hermano me dijo que había una habitación extra. —vi como inspeccionaba el lugar desde afuera tratando de encontrar la susodicha habitación, lo cual no lograría ya que esta se encontraba en el segundo piso.
—Asi es, pero solo tiene una cama. —dije tratando de dejarle en cuenta que sería algo de mala educación que uno de ellos tuviera que dormir en el sillón.

—Ah, no importa, tu hermano me dijo que podía dormir en su cuarto. —sin tomarle más importancia al tema entró en la casa con total seguridad y prácticamente tiró su bolso sobre la mesita en la sala de estar y tomó rumbo a las escaleras.

El chico albino también había entrado cerrando l puerta detrás de el, sin mas se sentó en el sillón y posó su vista en un libro que traía con el. Me senté a su lado, el ambiente se sentía tenso, había un silencio sepulcral entre nosotros.

—Entonces —me vi decidida a romper el silencio—, ¿te gustaría jugar videojuegos? —me miró extrañado como si hubiera dicho algo incoherente.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2016 ⏰

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High School Love (Miki x Piko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora