Más que conversar, aquellas dos susurraban: hacía pocito qué el romance había empezado y andaban tontas, era el amor. Amor, con lo qué trae aparejado; celos.
— Está bien, te creo qué soy tu primera novia, me pone contenta. Pero dime la verdad, ¿Nunca antes habías besado a una mujer? —Pregunto la morena.
— Sí, ya había besado a una mujer. —Le contestó la ojiverde.
— Y.., ¿Quién era? —Preguntó Camila, adolorida.
Toscamente Lauren intentó contarselo, pero no sabía cómo.
*FLASHBACK*
El autobús de excursión subía lentamente por la sierra.
Ella, una de las chicas en medio de la muchacha bulliciosa, dejaba qué la brisa fresca le diese en la cara y se le hundiera en el pelo con dedos largos, finos y sin peso cómo los de una madre. Qué bueno era quedarse quieta a veces, sin pensar, sólo sintiendo. Consentrarse en sentir era difícil en medio de la barahúnda de los compañeros.
Y hasta la sed había empezado :
- Charlar con el grupo, reír, gritar, hablar a voz en cuello más fuerte qué el motor, pensar, sentir..
¡Dios! , Cómo se secaba la garganta.
Y ni sombra de agua. La cuestión era juntar saliva, y eso fue lo qué hizó. Después de juntarla en la boca ardiente la tragaba despacio, y luego una vez más y otra. Era tibia, sin embargo, la saliva, no quitaba sed.
Una sed enorme, más grande qué ella misma, qué ahora le invadía todo el cuerpo.
La brisa fina, antes tan buena, al sol del mediodía se había tornado ahora árida y caliente, y al entrarle por la nariz le secaba todavía más la pocita saliva qué había juntado pacientemente.
¿Y si tapase la nariz y respirase un pocito menos de aquel viento del desierto? , Probó un momento, pero se ahogaba enseguida. La cuestión era esperar, esperar. Tal vez minutos, tal vez horas; mientras que la sed qué tenía era de años.
No sabía cómo ni por qué, pero ahora se sentía más cerca del agua, la presentía más próxima, y los ojos se le iban más allá de la ventana recorriendo la carretera, penetrando entre los arbustos, explorando, olfateando.
El instinto animal que la habitaba no se había equivocado:
Tras una inesperada curva de la carretera, entre arbustos, estaba.. La fuente de dónde brotaba un hilillo del agua soñada. El autobús se detuvó, todos tenían sed, pero ella consiguó llegar primero a la fuente de piedra, antes qué nadie.
Cerrando los ojos entreabrió los labios y ferozmente los acercó al orificio de dónde chorreaba el agua. El primer sorbo fresco bajó, deslizándose por el pecho hasta el estómago.
Era la vida qué volvía, y con ella se encharcó todo el interior arenoso hasta saciarse.
Ahora podía abrir los ojos.
Los abrió, y muy cerca de su rostro vio dos ojos que la miraban fijamente. Era la estatua de una mujer. Y era de sus labios de dónde salía el agua.
Se acordó de qué al primer sorbo había sentido realmente un contacto gélido en los labios, más frío qué el agua. Y entonces supó qué había acercado la boca a la boca de la mujer de la estatua de piedra.
La vida había chorreado de aquella boca, de una hacía otra.
Intuitivamente, confusa en su inocencia, se sintió intrigada, ¿No es de la mujer de quién sale el líquido vivificante, el líquido germinador de vida?, miró a la estatua.
La había besado. La invadió un temblor que desde fuera no se veía. Empezando muy adentro, se apoderó de todo el cuerpo y convirtió el rostro en brasa viva.
Dio un paso hacía atrás o hacia delante, ya no sabía qué estaba haciendo. Perturbada, atónita, se dio cuenta de que una parte de su cuerpo, antes siempre serena, estaba ahora en una tensión agresiva, y eso no le había ocurrido nunca:
Dulcemente agresiva, se hallaba de pie, sola en medio de los demás con el corazón latiendo pausada, profundamente, sintiendo cómo se transformaba el mundo. La vida era totalmente nueva, era otra. Estaba perpleja, en un equilibrio frágil.
Hasta qué, surgiendo de lo más hondo del ser, de una fuente oculta en ella chorreó la verdad,qué enseguida la lleno de miedo y también de un orgullo qué no había sentido nunca.
Se dio..
Se dio cuenta de qué le gustaban las chicas.
*FIN DEL FLASHBACK*
