¿Papá?

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Al llegar a mi casa, es cierto, vi a mi madre llorando, pero le pregunté que era lo que pasaba y solo me dijo que estaba llorando de felicidad, porque al parecer papá había regresado, esa noticia fue tan sorpresiva y a la vez algo emocionante porque ella hablaba de mi papá, no del papá de mi hermana, si no del mío.

Mi primer pensamiento fue "Quiero conocerlo", eso fue lo único que pasó por mi cabeza al principio, la verdad es que a pesar de todo lo que le hizo a mi madre, yo no le tengo rencor a mi papá, siempre había querido conocerlo y se lo dije a mi mamá; ella dijo que sí lo iba a conocer y que iba a pasar más tiempo conmigo. En seguida mi hermana bajó y preguntó que qué era lo que pasaba, y ya mamá le contó todo, ella solo le dio igual y subió de nuevo a su cuarto para seguir escuchando su música.

Yo estaba muy emocionada, después de 14 años iba a conocer a mi padre, y solamente me imaginaba como es que él era, que sería lo que le gustaba, como nos íbamos a llevar, etc, etc, etc.

-¿Estás lista?- me preguntó mamá

-Más que eso- respondí con certeza

-Él no tardará en llegar- me dijo

Como media hora después llego un coche, mi mamá se asomó por la ventana y lo vio, ¡era papá!, estaba muy nerviosa, las manos me sudaban, no podía creer que por fin lo conocería. Entonces mi papá entró a la casa, y tenía una gran sonrisa pintada en su rostro, el me vio y solo le hizo una seña a mamá preguntándole si es que yo era su hija, y mamá contestó afirmativamente.

Él se acercó lentamente a mi, se arrodilló porque él era muy alto y yo muy bajita en comparación, y me vio completa, en su cara se le notaba una gran sonrisa y a la vez sus ojos parecían estar llorosos, subí la cara y lo vi, tuvimos contacto visual, simplemente mi corazón estaba a mil por hora, y se me hizo un nudo en la garganta.

-¿Tú eres mi papa?- le pregunté con la mirada fija e ilusionada

-Sí princesa, aquí estoy yo- me dijo sonriendo

No pude más y empecé a llorar, él también lloró, y nuestras palabras fueron muy limitadas.

-No puedo creer que estés aquí, que por fin hoy te conozca- le dije

-Pues aquí estoy, y no me iré, te lo prometo- respondió seguro de lo que decía

-Tal vez no te conozco, pero te amo mucho- le dije llorando

-Todos estos años estuve pensando en ti, jamás dejé de rogarle a Dios porque tu estuvieras bien- me dijo como si algo le hubiera pasado que le impedía estar conmigo.

Al final solo nos abrazamos muy fuerte, sin soltarnos, era la cosa más emocionante que me había pasado, no lo podía creer, ahora iba a tener a un papá y a una mamá.

Papá me llevó a comprar helado y me preguntó muchas cosas acerca de mí, mis gustos, la escuela, mis amigos, mamá, mi hermana, nos pudimos conocer un poco, fue el mejor día de mi vida, no podía creer nada, no cabía en mi cabeza esa posibilidad, pero pasó, y ese momento jamás lo olvidaré.

Al final del día mi papá solo me dijo que yo era una gran niña, y que íbamos a vernos muy seguido, me dio un beso en la frente y se despidió con las palabras -te amo-.

El violín de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora