Mack acababa de volver a casa. Dejó sus llaves en la mesilla en el salón y se fue directa a su cuarto. Era la habitación del fondo del piso. No era ni demasiado grande ni demasiado pequeña, era un espacio suficiente para ella, que se podía pasar horas fuera de casa.
Justo al oír como la puerta principal se cerraba con un golpe, Mack sacó sus deberes y se sentó en su cama, como si hubiera estado así las últimas tres horas.
Su madre asomó la cabeza por la puerta. Se le notaba ya la vejez, tenía el pelo gris, tras intentos fallidos de teñirlo al negro vivo, y llevaba ojeras gigantes por debajo de sus ojos verdes.
- ¿Estás bien Mack?- le preguntó madre a hija.
Mack asintió con la cabeza, deseando que su madre se marchara ya a su cuarto a ver la televisión. Y no tardo que sucediera. Otra vez se había salido con la suya, por los pelos.
La chica rubia se cambió, poniéndose su cómodo pijama turquesa, y se dirigió a la cocina para beber algo antes de estudiar.
En la cocina había una ventana oscura, que servía como espejo. Mackenzie se miró en ella, sus pelos rubios estaban por todas partes, tenía muy mala pinta, y sus ojos grises no expresaban nada, la soledad, el cansancio. Cogió una goma de pelo y se la puso rápidamente en los rizos rubios para quitárselos de la cara.
Al pasar por la habitación de su madre, Mack miró dentro, la vieja estaba bebiendo agua y mirando una película, ya se había tomado sus pastillas.
- Nunca seré libre.- se susurró la chica para si, mientras se alejaba del cuarto de su madre y entraba en el suyo. - Nunca.
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Las Noche De La Centésima Luna Llena
Science FictionElla es una viciada a la lectura. Mack lucha por conseguir libertad y una vida movida. Nick quiere ganar algun trofeo y Josh quiere irse de la universidad. Pero sus vidas cambian por completo cuando aparece una luna llena- una fuera de lo normal- qu...