La chica de ojos verdes lo observaba. Podía sentirlo, aún estando medio escondido detrás de una mujer anciana y su perrito. La chica no parecía demasiado contenta. Llevaba un libro en las manos, posiblemente uno de la escuela, de los que eran obligatorios.
Él llevaba puesta su camiseta del equipo de fútbol, estaba mojada de sudor por la parte superior, cosa que daba asco a la gente que se le acercaba. Pero eso no le importaba, tenía problemas mayores que las amistades. Tenía que enseñar al mundo lo bueno que él podía ser y lo duro que estaba dispuesto a trabajar para conseguirlo.
La chica de ojos verdes, que había vuelto a su lectura, se bajó dos paradas antes que él, aún con el libro pegado a la cara.
Lo extraño de ella era que no iba con ningún móvil o diapositivo electrónico, eso era lo que siempre llevaban los niños y adolescentes de hoy en día.
Bajó en la parada de su barrio, un barrio oscuro, apagado, aunque bastante gente pasaba por ahí, él siempre decía que era por la heladería tan buena que tenía en frente de casa. Era la única opción posible, si no contabas la discoteca que había por las noches claro.
En casa estaban ya todos, su madre, su padre, su hermana pequeña y el hámster de esta. Pero tardó en reconocer que venían pasos desde la cocina.
- Nick, tenemos una sorpresa.- le dijo su madre, abrazándolo, aun con el olor a sudado que provenía desde su camiseta.
Entonces entró un chico moreno, alto, contento. Sonrió al ver a Nick, aunque este estuvo demasiado estupefacto como para reaccionar. Era Andrew. Había vuelto. No tendría que haber vuelto, Nick no estaba listo. No pensaba que nunca lo estaría.
Andrew le observó la camiseta, no pareció estar juzgándolo, pero el joven se apartó y se fue a su cuarto, usando la escusa de que quería cambiarse y tenía muchas cosas a hacer. No sabía si le creían, pero no dijeron nada y él pudo escabullirse de la sala de estar.
Que volviera su hermano mayor no era sorprendientemente bueno, como sería normal en otros casos, aunque a Nick le caía genial, siempre había pensado que nunca llegaría a ser como él. Sus padres estaban orgullosos de Andrew, por sus notas, sus ganancias, su vida en general. Nick no encontraba nada que se le daba bien, excepto ser pesimista y sentirse deprimido, pero no se daban premios por ello. Para demostrarles a sus padres que él podía ser victorioso, se había apuntado, los últimos dos años, a diversas actividades extraescolares, pero acabó sufriendo con cada una de ellas. Aunque sus padres le repetían una y otra vez que igualmente estaban orgullosos, sabía que no era verdad. ¿Cómo podían dos padres estar orgullosos de un hijo cómo él? No era posible. Y, hasta que no superaba en algo a Andrew o simplemente descubría que era bueno en algo, no quería hablar con nadie. Especialmente su hermano mayor, él sería el que menos entendería y el que siempre lo miraría como un niño pequeño intentando ser como él.
Esa noche, Nick solamente salió de su cuarto para comer. No tenía ni tiempo, con los examenes y los deberes, ni energía, con los extraescolares, de enfrentarse a su hermano ni de hablarle a su familia.
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Las Noche De La Centésima Luna Llena
Science FictionElla es una viciada a la lectura. Mack lucha por conseguir libertad y una vida movida. Nick quiere ganar algun trofeo y Josh quiere irse de la universidad. Pero sus vidas cambian por completo cuando aparece una luna llena- una fuera de lo normal- qu...