El amor nunca muere por causas naturales.
Muere porque no sabemos rellenar su fuente.
Muere de ceguera emocional, de nuestros errores y traiciones.
Muere a causa de nuestras enfermedades y heridas del corazón, de cansancio, por falta de riego.
Cuando se vuelve opaco y deja de brillar, entonces el amor muere.