Nueva York, Nueva York. Actualidad.
El receso de invierno había llegado a su fin, las festividades habían sido las mejores de mi vida porque las había compartido con mis personas favoritas y todo iba de maravilla.
Kyle y yo estábamos llevando nuestras cosas a un piso en Nueva York muy cerca del campus. Él y yo habíamos decidido vivir ahí mientras yo terminaba mi carrera y quizás luego conseguiríamos un lugar más grande, pero por mientras, el piso era perfecto; aunque era difícil apreciarlo con cajas de cartón esparcidas por todas partes y sin ningún mueble en su lugar.
La vista era mi parte favorita, y debo admitir que pasé toda la tarde pegada a la ventana mientras Kyle y Nate subían cajas y más cajas al salón. No me estaba aprovechando de la buena voluntad de ambos, simplemente era yo quien iba a poner todo en su lugar más tarde porque Kyle había admitido que era pésimo ordenando y decorando. Y no nos molestaba a Candie y a mí organizar todo después.
- Cass, tenemos nuestra primera entrega de correo - dijo Kyle mientras dejaba una caja en el piso y se acercaba a mí seguido de Nate. Kyle me entregó un sobre de papel que ponía nuestros nombres juntos con una bonita caligrafía. - ¿Es lo que creo que es?
- Ábrelo - sonreí. Tenía una ligera idea de lo que podía ser pero no quise decir nada y Kyle abrió el sobre.
- ¡Tienen que estar bromeando! - Kyle abrió los ojos como platos. - ¡Jacob y Nicky van a casarse!
Yo solté una risa de emoción, porque ya sabía algo al respecto, de hecho yo había ayudado a Jacob a escoger el anillo y había tenido que guardar el secreto.
- No puedo esperar a que lo hagan - tomé la carta entre mis manos para poder verla bien. - Son la pareja más perfecta que conozco...
- ¡Woah! ¿Y nuestra invitación? - Candace frunció el ceño.
- Deben haberla enviado a mi apartamento en Filadelfia, Candie - dijo Nate. Candace asintió.
- Entonces supongo que ya debemos regresar a Filadelfia, se hace tarde y mañana tengo clases - comentó ella. La miré con las cejas curvadas, no me gustaba ver partir a mi hermana, era como mi mejor amiga y tengo que admitir que me deprimía un poco que siempre tuviera que irse.
- Tienes razón - Nate miró la hora en su teléfono. - El viernes volveremos para ayudarles más.
- Gracias - abracé a Candie. - No podríamos hacer esto sin ustedes.
- No hay de qué - respondió mi hermana con una sonrisa amable en el rostro. - Me gusta pasar mi tiempo libre en Nueva York.
- Eso lo dices porque siempre te llevo a comer a restaurantes carísimos - rió Nate.
- No te pido que lo hagas, yo estaría feliz comiendo en McDonald's - Candie se encogió de hombros y Kyle soltó una risa antes de abrazar a su mejor amigo y acompañarlos a ambos hasta la puerta.
El reloj marcó media noche cuando por fin terminamos de ordenar nuestro cuarto, que era el único cuarto en todo el piso que no tenía cosas en cajas.
Agotadísima, me dejé caer en nuestra nueva e increíblemente cómoda cama y Kyle se recostó a mi lado, soltando un suspiro encantador.
- ¿Puedes creer que estamos viviendo juntos por fin? - sonrió con la vista perdida en algún punto de la habitación.
- Es nuestra primera noche juntos aquí - me mordí el labio.
- Hay que celebrarlo como corresponde - él guiñó un ojo en mi dirección y solté una carcajada.
- ¿Qué tienes en mente? - me relamí los labios.
Con una encantadora sonrisa en el rostro, Kyle salió disparado del cuarto y un par de segundos después, volvió con dos copas de champaña de fresa.
- Ten - me tendió la copa y me miró desbordante de alegría. - Por nosotros.
- Por nosotros - alcé la copa y sonreí también. - Y por nuestro futuro.
- ¡Salud! - Kyle bebió toda la copa de un solo trago, lo que me hizo estallar en risa. - Ahora, a lo que vinimos...
- ¿Qué?
- Sexo, Cassandra.
- Oh, cierto...
Con una sonrisa nerviosa volví a dejarme caer en la cama y él comenzó a besarme.
[...]
Odiaba tener que dejar la cama para ir a clases, o más bien, odiaba tener que dejar a Kyle en la cama para ir a clases.
No tenía opción, tenía que convertirme en alguien en la vida, y dejar de depender tanto de Kyle. Y por supuesto, la única forma de conseguirlo era estudiar y obtener un título para luego obtener un trabajo decente.
- No me dejes - pidió Kyle mientras yo corría de allá para acá buscando mis cosas. - No vayas a clase.
- Créeme que me gustaría quedarme - sonreí. - Pero debo ir.
- ¿Quién dice? - Kyle frunció el ceño y se cruzó de brazos, fingiendo un puchero.
- Yo digo - rodé los ojos, soltando una risa. - Volveré en la tarde, ¿sí?
- Bien, te extrañaré.
- También yo - me acerqué para besarlo y salí del cuarto.
Monté mi motocicleta a las siete y media y partí directo al campus, donde me esperaba un día de trabajo y clases a tope.
No quería renunciar a ninguno de mis trabajos, porque por más que me mantuvieran cansada en todos los sentidos, sí que obtenía recompensas al final de cada semana.
Divisé a Jenn en la entrada de la facultad esperando por Ryu y yo, sin embargo, no veía a Ryu por ninguna parte y faltaban dos minutos para que la clase comenzara.
- ¡Cass! - Jenn me dio un fuerte abrazo que correspondí. - ¿Cómo estuvieron las festividades?
- Excelentes - admití con una sonrisa difícil de ocultar. - ¿Y Ryu?
- Oh, está un poco atrasado - sonrió ella. - Supongo que tener novia le ocupa tiempo.
- ¿Novia? - alcé las cejas. - No me ha dicho nada...
- A mí tampoco, pero lo vi en su cuenta de Facebook - ella me mostró una foto en su teléfono, donde se veía a Ryu sonriendo junto a una chica de cabello negro a quien no reconocí hasta luego de algunos segundos. - Se llama Gabrille, creo...
Gabrielle.
¿Ryu salía con Gabrielle?
----------------------------------------<3
¡Hola amores! ¿Extrañaron a #Cayle? Yo sí, son mi OTP<3 ajkdshldja o más bien Kyle y yo #Skylet (?
Bueno, esta es la última parte de esta trilogía y espero que les guste mucho. ¡Den estrellita, pongan la novela en su lista y a leer!
ESTÁS LEYENDO
Kyle | 3ra Parte
Ficción GeneralKyle y Cass por fin están juntos de manera oficial. Instalados en Nueva York y llenos de esperanzas por el futuro, ambos creen que la tormenta de mala suerte ha terminado y que el arcoíris durará para siempre. Pero se equivocan. El drama entre esto...