Astro quedó horrorizado ante tal imagen, imagen que jamás se le olvidaría. No quedaba nada solido de Cary más que un brazo con mano y una pierna del lado contrario de donde se encontraba el brazo. Alrededor del cubo de piedra se encontraba un charco de sangre que en vez de expandirse, se empezó a encoger, como si la sangre estuviera siendo succionada, succionada por el cubo de roca sólida. Astro sintió como todo su estómago se revolvió de nuevo y quería vomitar, y lo hizo, mas y sin embargo solo vomitó una sustancia trasparente que le dejo ardiendo toda la garganta. Gritos sacaron a Astro de sus erráticos pensamientos, miró al cielo y vio como decenas de cubos de piedra caían y precisamente acertaban impactando con las personas. Astro corrió, tenía que regresar a su casa, no podía irse sin sus padres. Astro estaba más que aterrado, temía por todo, temía por su vida, temía por sus padres, temía por sus amigos, temía por sus familiares. "¿Qué demonios estaba ocurriendo?" pensó el rubio castaño. Hace dos días estaba embarrado de pastel, hoy de sangre de Cary. Un cubo cayó justo enfrente de él, se paralizó completamente y dio media vuelta para correr del lado contrario, pero otro cayó. Uno estuvo a punto de aplastarlo, Astro se tiró instintivamente esperando el impacto del cubo, pero nunca llego. Miró horrorizado como el cubo flotaba encima de él, se quitó de inmediato y cayó el cubo.
Astro corrió sin darse el lujo de pensar siquiera lo que acababa de ocurrir, mientras corría veía como cubos caían enfrente de él y de otras personas, veía en pánico como había restos desmembrados de personas, sintió un terrible miedo. Pero en su trayecto pudo observar como unos cubos se detenían en el aire como si se arrepintieran de aplastar a esa persona, tal como le había pasado a él. Incluso vio como la gente se refugiaba en casas o locales y sacaban a otros para poder estar seguros. Sacó su móvil y le costó marcar a su madre, ya que los nervios hacían que sus dedos no teclearan bien, una vez que lo logró se llevó el aparato al odio suplicando por que le contestaran.
—¡Mamá!—dijo entre un sollozo.
—Astro, ni se te ocurra ir a la casa, nosotros no estamos ahí—dijo su madre apresurada
—Entonces ¿Dónde están?, quiero estar con ustedes, ¡Mamá! Tengo miedo—el rubio castaño se sinceró—Lamento no haber visto antes los mensajes, ¡Mamá!—siguió sollozando
—Astro, tienes que ser fuerte, no sabemos a dónde nos llevan, militares vinieron a desalojarnos, según nos llevan a un refugio—dijo su madre con tono molesto
—Bien—dijo tratando de tranquilizarse—Entonces buscare a un militar para que me lleve con ustedes.
—¡No!—gritó histérica la mujer—Solo es cuestión de tiempo para que los militares empiecen a obligar a los hombres a luchar contra....—dudó su madre—Contra lo que sea que haya allá arriba, eso quiere decir que te pueden elegir para que vayas, y lo que sea que este allá arriba no puede poner manos sobre ti, ¿entiendes?—Astro no contestó, reprimía su llanto--¡¿Entiendes?!—ordenó la mujer
—Quiero estar con ustedes—sorbió por la nariz—Mamá, no me abandones
—Nunca mi amor, pero tienes que ser fuerte, No te separes del colgante, cuídalo como a tu vida y ocúltalo, no lo muestres, huye de...—se volvió a detener—De los "aliens"—dijo la palabra no muy convencida de lo que decía --también huye de los militares, por nada del mundo te acerques a ellos, ¿entiendes?—Astro susurró un si—Huye al bosque, hay uno en el sur, ¿lo recuerdas?—el rubio castaño afirmó—Bien vez a ese, sé que está lejos, pero toma el tren, pasa por supermercados, han de estar vacíos, toma todas las provisiones que puedas y después sigue el camino, busca alguna cueva o refugio, incluso duerme en un árbol si es necesario, así como tu personaje del libro, la chica de trenza que tiene que sobrevivir...—Astro soltó una risa triste, recordó cómo le contaba a su madre con entusiasmo una de sus trilogías favoritas—Imagina que tu vida depende de ello, mientras esto pasa o veamos la oportunidad de escabullirnos de los militares te iremos a buscar, lo prometemos, ve directamente al centro del bosque en donde encontramos ese lugar lleno de fresas. Ahí nos encontraremos, cuídate mucho cariño, te amamos.
—¡Mamá no!—la llamada terminó y Astro se sintió muerto. No podía dejar a sus padres, los necesitaba, entonces se dio que quería de regreso esa sobreprotección, quería que sus padres estuvieran de nuevo siempre encima de él, juntos.
Corrió por las calles siempre mirando al cielo para ver que no se acercara ningún cubo. Tal como le dijo su madre, fue a un supermercado, al cual lo estaban saqueando, entró y tomó unas cuantas botellas de agua y galletas, todo lo echó en una bolsa del supermercado y siguió corriendo, caminando se haría lo que restaba del día para poder llegar a las vías del tren, y si tenía suerte alcanzaba uno. No eran trenes de personas, los trenes de sus ciudades transportaban cargamento, no personas, así que no se detendría por nada del mundo para que personas subieran, de hecho iría mas rápido de lo normal, con estas circunstancias todo el mundo estaba acelerado.
Miro al cielo, seguía de un extraño color naranja, pero con una combinación de morado, además de que se veían hilos plateados destellar, truenos para ser más precisos, sin olvidar la gran mancha negra. A mitad de la calle se encontró una mochila, tendría que correr el riesgo, una mochila era mil veces más cómoda que una bolsa de plástico que se rompería en cualquier momento. Ocultó sus provisiones debajo de un automóvil y corrió por la mochila, cubos empezaron a llover, tomó la mochila que estaba pesada y se arrojó con ella a una zona techada, Astro se volvió a levantar y corrió por su bolsa de provisiones. Sacó frustrado todo lo que tenía la mochila, tenía muchos libros de primaria, todos pesados, miró el sitio donde la había tomado y encontró lo que se temía, la gran mochila no estaba muy lejos de un cubo que lentamente succionaba la sangre, esta mochila le pertenecía a un niño, a un niño de primaria. Astro miró detenidamente al cubo en busca de alguna señal, la halló y se lamentó de por vida. Cerca del cubo salía un pequeño piecito con su zapatito, pero el resto del cuerpo faltaba, estaba de seguro debajo de ese cubo de piedra.
Astro comprendió, esto no era como en sus libros, esto era real y su vida dependía de un hilo, lo que sea que estuviera atacando no le importaba si eras solo un niño, de todas formas te mataría.
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Aventuras Espaciales: "The Map"
RomanceEntra a la infinita aventura... Astro, un chico con una vida monótona, estaba esperanzado con tener una vida más "interesante", lo que no sabe, es que su vida se tornara totalmente "interesante", no solo para él, sino, que podrá afectarle a los dem...