Tal Vez Si Importaba

Capítulo Uno.

Domingo 30 de Julio, 2017

Es increíble, no? Como uno esta acostumbrado a tener una medicina instantánea ante cualquier tipo de molestia y/o dolor físico, o en los caso más extremos, tener que ir con un doctor con el objeto de descifrar que carajos te está pasando. Te escribe una receta y en unas semanas, el dolor se ha ido.

El problema surge cuando el dolor es físico pero consecuente de otro más poderoso e imaginario. ¿Qué medicina es necesario tomar cuando te rompen el corazón? ¿Qué pastilla debo tomar para olvidarme de alguien? Este tipo de preguntas son muy frecuentes en mi cabeza últimamente, y no hay respuesta. Ya nada tiene respuesta, ni tengo ganas de seguir buscandolas.

He perdido cualquier tipo de esperanza y no hay ninguna inyección para recuperarla e incluso creo que ya ni me esfuerzo en hacerlo.

Mi nombre es Daniel, y no suelo escribir este tipo de textos cursis donde expreso mis sentimientos pero sinceramente no encuentro otra manera de expresarme, y siento que así puedo conectarme con el. Su tía me mostró un diario donde escribía sus emociones y situaciones relevantes de su vida.

Yo era parte de ella. Una gran parte del diario era sobre mi. Por eso es parte de cosas con las cuales salgo de mi casa, y también ninguno de sus restantes familiares querían que James recuerde su triste pasado.

Si, pertenezco a su triste pasado.
Si, era parte de su vida.

Son la una de la mañana y lo único que escucho son los perros ladrando entre ellos, como si se comunicaran entre sí. Lo demás es silencio, lo cual no es bueno porque me hace pensar en tantas cosas que siento como si el cerebro se me fuera a salir por las orejas.

Pienso en mis errores mayormente, convirtiéndose así en algo que no puedo evitar si les soy honesto. Pienso en lo que era e hice hace un par de años atrás. Pienso en aquellos miedos que solían atormentarme día y noche, y a causa de eso atormentaba la vida de los demás. Su vida. 

Pienso en él. 

Pienso en lo que él era hace un par de años atrás mientras seguíamos en la secundaria, mucho antes del accidente. Mucho antes de haber desaparecido de su cabeza. Mucho antes de haberme rendido y dejarlo ir porque mi vida era demasiado desastrosa para enamorarlo de nuevo, y de lo cual me arrepiento infinitamente. Pienso en como lo deje atrás en ese hospital aquel día que no reconoció mi nombre, y las lágrimas aparecen sin ser llamadas.

Pero no todo es malo, el pasar de las horas me obliga a tener que ocupar mi cabeza de buenos recuerdos que fui construyendo estos últimos años: como la gran relación que tengo con mi abuelo hoy en día, como la superación de mi trauma tras la violación de mi padre ( no lo he superado al 100% pero, sigo con terapia ) y la aceptación de mi orientación sexual. Decidí cuidarme más y hacer cosas que realmente me gustaran sin tener que pensar en los juzgamientos constantes de la secundaria. 

He estado saliendo con varios chicos este último año, pero ninguno llama mi atención completamente. Y el desastre que hoy en dia soy imposibilita que alguien, que una puga persona en mi vida amorosa, se quede dejando de lado lo complicado que puedo llegar a ser. Y cuando la única persona que seguía ahí a pesar de todo, un chico de unos veintidós años, ojos negros y pelo teñido de gris, quiso quedarse, decidí alejarlo debido a que jamás podría entregarle mi corazón a un cien por ciento ya que este pertenecía a alguien más.

Vivo ilusionado.
Vivo en fantasias que jamás ocurrirán de nuevo.
Vivo en una nube, sin los pies en la tierra, mal planteado.

Podría decir que vivo así y es por su culpa, por como su sonrisa y mirada siguen estancadas en mi cabeza y no hay forma de eliminarlas. Por hacerme sentir así. Por como su perfume me persigue dia y noche.

Pero mi vida, dentro de todo, mejoró. Entendí lo que es amar. Entendí lo que es vivir y poder ser capaz de hacer feliz a alguien o intentarlo.

Y todo gracias a él, mi persistente inspiración en mi nueva forma de vida, donde lo siento tan presente pero tan incorpóreo al mismo tiempo.

Cualquier persona que este leyendo esto probablemente se cuestione cual es el propósito de este diario y por qué si James ya no me tenía en sus recuerdos seguía escribiendo sobre el, pensando en el, sintiéndolo. Bueno, hoy treinta de julio lo ví cruzando la calle cerca de donde vivo. Pueden llamarlo casualidad o destino, pero supongo que si dos personas están destinadas a estar juntas siempre van a encontar la manera de estar juntos sin importar lo que pase. 

Prefiero tres mil veces pensar en que es una fuerza super natural la que me puso cerca de el una vez más antes que creer que fue pura casualidad.

Y si estas leyendo esto, disculpa si doy pena pero no puedo mantener la frente en alto, ponerme alas y volar dejándo de lado todo lo que alguna vez me hizo feliz pero mi necedad no me permitió verlo.

Me haces falta, James. Mucha falta y planeo mantenerte vivo en mi memoria de la manera en la que solías hacer : escribiendo este diario y plasmando en el mis pensamientos e ideas, mi vida e historia y también, cómo te pienso recuperar de una vez por todas.

Probablemente sea difícil,
probablemente llore,
probablemente me rompa y vuelva a pararme...

Pero todo valdrá la pena, ya sea para tenerte sonriéndome todos los días y no perder el sentimiento de pertenecer, o para rendirme de una vez por todas.

Y con esperanza cruzó los dedos para que sea la primera opción.

Daniel Fray.