Nicole no había vuelto a escribir y le pareció lo mejor, no necesitaba mala influencia en su vida realmente. Estaba dispuesto y decidido una sola cosa: restaurar su vínculo con James. No necesariamente de una manera amorosa, si no simplemente en su vida. Tenerlo en su vida podría llegar a ocasionar cambios drásticos, para bien por supuesto, porque él tenía la facilidad de hacer que sus días sean mejores que el anterior, podría logar que si vida se encamine de nuevo.
Y aún que tenía estas cosas en mente, el hecho de depender tanto de alguien que ni siquiera recordaba su nombre lo ponía en un humor bastante indefinido: le gustaba saber que todavía sentía, que aquel muchacho podría todavía ocasionar algo en su estómago, como si las mariposas que tenía allí adentro poseian otras en sus diminutos estómagos. De todas formas, odiaba pasar horas y horas pensando en James cuando el ya no pensaba en el, cuando su mente estaba libre de recuerdos sobre Daniel. E imaginarse cada día de su vida, cada viernes o sábado por la noche, cada mañana sin el en su vida le ponía los pelos de punta.
Había intentado no ser así, tan dependiente.
Pero no resultaba, jamás resultaba cuando se trataba de borrar la foto de James de su cabeza, y con el, todo lo vivido. Y eso que solo habían estado en la vida del otro por sólo un año. Tenían dieciséis años cada uno cuando tropezaron en sus día a día, y ahora ambos estaban por graduarse de la secundaria con dieciocho años.
Dos años.
Dos años sin pasar tiempo con el, dos años sabiendo muy poco de su vida, dos años en donde James podría haber presionado sus labios contra lo de los otro. Qué tal sí se había enamorado? Qué tal sí tenía novio?
O peor,
novia.
Pensamientos así pinchaban el cerebro de Daniel todas las mañanas, medio días y si, como era de esperarse, se intensificaba indudablemente por las noches.
Aún así, intentaba no hacerlo, torturarse con su imaginación, ni con la realidad. Por eso se había alejado de todos, incluso de aquellos que solía llamar mejores amigos, ya no sentía que pertenecía a algún lugar, ninguno de ellos había estado para el cuando ocurrió lo de su padre, o le importaba como estaba.
A él si, el si se preocupaba.
Entonces se alejó de la falsedad y popularidad que realmente no lo hacían feliz como solían hacer, ya no tenía amigos pero no le importaba. O tal vez si, pero no mucho.
***
Por alguna razón, James y Daniel ya no compartían clases juntos, ni se cruzaban en los pasillos pero el sabía que eso no era casualidad, si no todo lo contrario: habían decido que James no tenga contando con unos de sus malos recuerdos de su pasado.
Daniel.
Y el estaba consciente de ello, sólo que antes no había intentando cambiar ello.
La necesidad de verlo más seguido había impulsado al joven rubio a escabullirse en la secretaria de la escuela y pedirle a la consejera escolar si no podía imprimir una copia de los horarios escolares del alumno James Lee, con la excusa de que había olvidado a qué hora tenía Literatura. Su propio comentario lo hizo reír, porque estaba seguro de que James no recordaba muchas cosas.
- Okay, eso fue un chiste malo y negro, ya basta.- pensó y retomó su postura ante la consejera.
- Sinceramente, no se si eso esta permitido, - comenzó, sosteniendo el papel de sus horarios en sus pálidas manos con dedos largos - quiero decir, estamos conscientes de la condición actual de James hace casi dos años y nos encanta ayudarlo si no recuerda algo pero déjame ver si es posible dartelo o debe ser entregado al estudiante de manera obligatoria.
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Tal Vez Si Importaba
Teen FictionREALMENTE NO ME IMPORTA #2. Después del accidente de James, Daniel Fray, su mejor amigo y su posible " algo ", debe enfrentar su vida con alguien que no recuerda nada sobre el. Memorias y sentimientos perdidos. Será capaz Daniel de preocuparse...