Lluvia

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Rozando la punta de mis tenis al correr, para evitar resbalarme por aquella estúpida lluvia, corrí a refugiarme bajo un árbol, cuando ví aquella dama pasar frente a mi, caminaba con mucha seguridad, un poco a velocidad pero aún así lucia ruda y sensual.
La mire todo el transcurso que pasó frente a mí, cuando dobló en aquella esquina, la seguí hasta llegar a una de las calles del centro más llena de bares, en donde ella subió las escaleras de un bar con una facha muy particular, pues éste era un tubo enorme, en el que había luces y rotaba, generando así un mareo energético y exotico, pues las escaleras pasaban justo por el centro (obvio estas escaleras eran diseñadas para tener una visión completa de tan orgulloso fondo mareador). Me esperé a que ella subiera y no se diera cuenta que la seguía, pues eso sería algo raro en realidad.
Mientras subía, quedaba hipnotizado por el tan atractivo panorama de las escaleras, algo mareado, logré subir las escaleras. Me acerqué a la barra y pedí una copa vacía, mientras la buscaba a lo lejos. Cuando la vi, parecía ser todo parte de un efecto de la droga más pura, pues ella bailaba de manera tan original aquellas canciones, que no a todos ritmo les ha de provocar, pero si la necesidad de su cuerpo alborotar y por la música dejarse cautivar, cada vez que su cabeza se desplazaba de lugar, cambiaba la expresión en su cara, con una sincronía única. Su cabello se agitaba y a ella no le importaba lucir despeinada. Todo brillaba, sus muslos bajo ese short, su pechos levantados, ese abdomen descubierto y esbelto, que se movia con ritmo incitante, al compás de sus bellas caderas.
Me acerqué a ella, interrumpiendo su baile, le tomé la mano y le puse la copa en la mano. Ella me miró con extrañeza, pero la aceptó, le conduje por el hombro, detras de ella, hasta la barra, donde le pedí al bartender que le llenase la copa con lo que ella quisiera y que me diera una igual.
Ella me miró y se me acercó un poco, dio un sorbo a su copa, me miró de arriba a abajo, y me toco la verga sobre el pantalón, mientras pasaba de largo.
Me volteé para poder ver como se retiraba, dando tales gracias.
Le seguí y cuando ella se insertaba en la pista de baile, comenzaba a quitarse la blusa entre la gente, me miró y me invitó a unirme a ella, me quité la playera también y me acerqué a ella, sus uñas de inmediato comenzaron a recorrer mi espalda, mientras acercaba su cara a mi boca y movía su cadera en toda dirección posible frente a mi ya, humectada verga. Le acerqué más a mi como si fuera baile, quieté su ropa interior deslizandola desde su cadera, bajando por sus suaves piernas, hasta, que ella, levantando las piernas, una a una, me ayudó a retirar su ropa interior, hasta dejarle una falda, con lo cual, ella ya era follable, y todo al ritmo de la música, con gente observando todo al rededor.

Entre la gente, una joven, de unos 19 años de edad, comenzó a gritar "sexo, sexo, sexo..." Seguido por una buya del resto de los expectadores, la música era suave, solo había pocas personas bailando, pues el ritmo era algo inusual, aunque en definitiva, muy sensual. Así que, ¿por qué no? A la concurrencia complacer...
Le comencé por dar la vuelta de un sólo empuje, introduje un par de dedos a mi boca para humedecerlos, la jalé hacia mi, y con los dedos humedos, por debajo de la falda comencé a rozar su suave vagina, pasando mis dedos de un lado al otro, rozando su clitoris, jugando con su liquido natural, con la otra mano y mientras ella bajaba su derecho torso para mover su tracero con mi pene que pedía punzantemente salir del pantalón. Le quité el sostén con la otra mano, para no dejar de jugar con mis dedos dándole gusto a su órgano genital.
Tan pronto ella se enderzó me tiró sobre una mesa en la que había un par de depravados que observaban, ella comenzó a quitarme los tenis, y después mi pantalón, dejando mi cuerpo desnudo en esa mesa, con mi verga dura expuesta ante las narices de todos... Ella se acercó lentamente, levanto su tacón y comenzó a pizarme un poco las piernas, seguido de poner el tacon en mi pene, mientras ejercía un poco de presión, me calentaba más. Bajo su tacón para llegar con sus manos a rozarme las piernas, y susurrarme algo al chile, su aliento era tal, que me humedecía aún más. Tomo mi miembro con sus uñas y comenzó a mamarmela. Mientras, aprovechando a los mirones, metía mis pulgares en sus bocas. Uno de ellos, golpeó mi mano seguido de un insulto y un escupitajo en la cara. Por lo que yo le escupí en el pantalón, a la altura de su pene, mientras él se levantaba para retirarse de la mesa, con lo que él, furioso, se acercó a apagarme su cigarro en el cuello, la sensación me tenso instantáneamente, consiguiendo una erección más dura. El tipo, molesto le gritó puta, a lo que ella, sin detenerse de su excelente labor, levantó una mano e hizo esa seña falíca, que aparte de ser una incitación, parecía que le decía "púdrete".
Seguido a eso, ella trepo sobre mí, mientras la gente se acercaba más, y su morbo les provocaba jadeos visibles. El tipo problemático, desde la puerta, gritó que acabaría con tal lugar, pues era inadmisible tal acto de cínismo. Pero la gente solo le ignoró... Él aun más molesto, por darse cuenta de que a nadie le importaba su opinión, gritó llamré a la policía. Grito, que bastó para desatar el frenesí en el lugar... Pues el primer tarro de cerverza, voló hacía su cabeza.
Ella se movía sobre mi, me montaba como si yo fuese su poni de porquerias, subí su falda para poder apreciar mi pene friccionar humedamente con su vagina, e imaginarme mi miembro dentro de tan suave y depilado vientre. Me flexioné un poco hacía ella, la rodeé con un brazo y le acerqué a mi, para sin dejar de penetrarla, ponerme sobre ella. Mientras acomodaba mis pies bajo la mesa, la besaba y la penetraba, llegó el tipo y me reventó una botella de cerveza sobre mi espalda. Dejando que algunos vidrios se enterraran en mi piel. Ella grito, pero de placer, al sentir mi sangre sus dedos recorrer. Me acerqué a ella y le mordí con pasión los labios, para bajar dando mordidas por su mentón y luego a su cuello.
Otras personas viendo tal show, decidieron sacar por las malas al tipo, quien intentó resistirse, corrió y tiró unos cartones de cerveza, llenos, que estaban a un lado de la barra, se oyó el golpe, y la música se detuvo. Pero nuestras manos seguian inquietas, aunque, el tipo, había logrado robar la atención, al fin, de nosotros. (Lo cual, realmente no era interesante ni crucial).
La tomé y la llevé a la pista de baile, donde le recosté mientras ella comenzaba ahora, a gemir, seguí balanceandome sobre ella, sin importar qué era lo que sucedía. Pronto escuché a alguien gritarle al tipo que parara, de lo contrario utilizaría su arma de fuego para calmarlo. Otro joven, intentando detener tal situación, corrió y sobre la mano con la pistola saltó y un fuerte ruido se escuchó, y en mi pierna una sensación extraordinariamente caliente se sintió. Un grito más y el orden colapsó, el pánico a los expectadores invadió, y por la fuerza querían su fuga conseguir, pero nadie lograba bajar tan rápido aquellas escaleras tan confusas.
El fuego hizo su aparición sobre aquellas cajas roceadas por el alcohol de la cerveza, la histeria de la gente, comenzaron a hacer del lugar, un lugar más pequeño. Y el fuego comenzaba a expandirse.
Ella me recorrió la espalda hasta llegar al punto de impacto con la bala, dónde, mirandome a los ojos, introduzco su dedo. El dolor era inmenso, pero la excitación y el deseo, eran dos cosas que con burla, le hacían frente.
Se escucharon unas sirenas, y enseguida, me retiré de ella, corrí a la puerta y tomé todo lomque pude para lanzarlo sobre las escaleras y hacer dificil la entrada, jalé un refrigerador y bloqueé la puerta, mientras me aseguraba, de alimentar el fuego, para qué éste nos consumiera, y cuando el dolor fuese casi irresistible, descubrir un más amplio umbral de placer.
Me lancé sobre ella, que esperaba con movimientos suaves y exitantes, mientras sus gemidos se convertian en la única música del lugar, y sus dedos su vagina, entretenida pudieran mantene. La observé mientras se masturbaba un momento, me acerqué a ella, y sobre el piso me arrastré hasta llegar a sus piernas, que comence a besar y a acariciar, fui subiendo hasta llegar a sus labios y usar mi lengua, lamiendo sus dedos y sus labios a la vez, mientras ella separaba los dedos, lo que me facilitaba llegar con mi lengua a su clitoris y moverla tanto como fuese posible, sintiendo mojados mis cachetes por tan voraz comida de coño que le hacía, subí mis manos hasta sus pechos y los comence a amazar mientras ella jalaba un dedo mio a su boca, y yo con gusto expandia toda la mano. Pronto sentí algo caliente en mi pie, eran las llamas, que se  comenzaban a acercar, pues las flamas habían quemado todo lo quemable en el lugar, menos la pequeña pista, por lo que dentro de ella, permaneceriamos a salvo de las llamas.
Subí hasta introducir lentamente mi pene de nuevo en su hermoso coño. Me movía sobre ella y ella me mordía las orejas mientras tanto, gemia y gemia, y justo cuando el humo comenzaba a llegarme a la cara, ella liberó presión en su vagina y me chorreo todo el vientre, el pene y las piernas, mientras gritaba más y más, le di con más velocidad, sentía el éxtasis recorrer mi cuerpo y una gran explosión de semen planté dentro de aquella vagina. Tomaba aire, y seguía moviendome y regando leche, sacaba mi verga de ella, y la volvía a meter para asegurarme que mi líquido quedara dentro de ella, y sentir el temblor de sus piernas cada vez que me separaba.
Tan pronto exhalé el último aliento orgásmico, me retire de encima de ella, me recosté a su lado, le abrace, suspiramos juntos, el humo tóxico invadió nuestros pulmones. Y cuando lo liberabamos, un crujido del techo se escuchó y en seco, trabe principal de la construcción colapso y nuestros cuerpos, en estado vegetativo aplastó.

Fugaz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora