Hace ya algo de tiempo que sospechaba de mis problemas por dormir, pues cuando llego de trabajar caigo rendida en mi cama (si no es que salgo con algún galán que intenta conquistarme), después de eso, mi "día siguiente", comienza por ahí de las 2 de la tarde.
Me levanto, me doy una ducha, si tengo tiempo me acuesto en el jacuzzi, me pongo una mascarilla, y me consiento a mi misma; cuando no tengo tiempo tengo que salir corriendo a ese estúpido trabajo que tanto odio, pero que es mi mayor fuente de ingresos económicos, una estúpida secretaria, de un dentista prepotente, que se siente superior a los demás, por el simple hecho de hacer generalmente un par de cirugías a la semana.
Pero no está del todo mal, pues a un costado del consultorio, se encuentra un convento en el que la decreciente población de mujeres que se postulan para monjas, le hace más difícil la tarea a las hermanas que realizan todas las actividades necesarias para reunir fondos para conservar sus necesidades, y eucaristías. Así que decidieron abrir una convocatoria para voluntarios, en la cual, yo me inscribí, pues me hacía mucha ilusión poder aprender a hacer todas aquellas cosas, que las "damas entregadas a cristo" hacen.
En fin, he contado toda mi vida y aún no he explicado ¿por qué me comienzan a preocupar mis problemas de sueño?. lo resumiré de la siguiente forma: En el edificio en el que vivo, uno de mis vecinos, por la mañana se suicidó arrojándose desde la azotea hacía la rama recién cortada el árbol que está al costado del edificio y no sólo eso, sino que, incluso asesinó al esposo de una de mis vecinas del segundo piso. Ella fue quién llamó a la policía, pero para cuando la policía llegó, mi vecino se arrojó de la azotea, y acto seguido, el tanque de gas, explotó, junto con el calentador, dejando a un hombre más, herido, la probabilidad de que mejore es nula, pues tenía intensas quemaduras en toda la espalda, el cráneo se le veía (según escuché lo que comentaban algunos vecinos por la mañana), también tenía en la mano un teléfono achicharrado, con el que "supuestamente se estaba grabando el acto", de mi estúpido, loco y particular vecino, que ni siquiera sabía que tenía... Pero que por su culpa el edificio estaba infestado de esos molestos policías. Que inciaron este día tan raro.
Me despertó un llamado a la puerta, de un hombre que se identificó como un policía, por lo tanto accedí a abrir la puerta, y fue entonces cuando noté todo el alboroto que había en el edificio de apenas 4 pisos, y fue cuando escuché a los vecinos parloteando sus hipótesis sobre lo que había sucedido en la azotea, y cómo nos organizariamos para pagar aquél desastre con el contenedor de gas. Que por cierto, no estaba muy lleno al momento de la explosión, por ello no provocó tantos daños.
Cuando el policía, comenzó a interrogarme, me sentía bastante incomoda, pues no había ni siquiera hechado un vistazo a mi apariencia en el espejo, antes de abrir la puerta. ¿Qué tal si el maquillaje horrible me hacía lucir como una mapache? O peor aún, como muerta. Pero cuando vi al estandar ejemplar de policía, sin ningún tipo de sex appel dejé de mortificarme.
El policía me interrogaba y me pidió que le mostrara una identificación, por lo que corrí y fui a traer mi carteron, y aproveché para lavarme la cara un poco, y no verme tan demacrada. Cuando volví a la puerta, me encontré con que el policía era acompañado, por uno de los ejemplares de policía con mejores atributos. Un rostro hermoso, con facciones armónicamente proporcionadas, brazos firmes y torneados, unos hombros carnosos y una espalda maravillosa que solo podía ser complementada por esas hermosas y suculentas nalgas que se dejaban apreciar a través del ajustado uniforme de ese agente de la ley.
Yo rápida y oportuna les invité a ambos a pasar y hacer más amena la charla en la sala del departamento, corrí a la cocina y en seguida prepare unas exquisitas palomitas. Mientras se cocinaban corrí una vez más a mi recamara, cambié mis prendas por unas más decentes, un short de mezclilla que dejaba entre ver mis glúteos, una playera de tirantes bastante ajustada de un fabuloso color rojo. Fui al baño, lavé mis dientes, y me apliqué un poco de corrector en la cara para estar presentable y atractiva ante tan ardiente policía.
Me pidieron corroborar la información de mi ID, así que en voz alta mencionó el primer policía: -¿es usted Marco Aurelio Robles Balladares, de 26 años de edad?.
Sentí una escalofriante pero ruborizante sensación, y exigí que no me llamasen Marco, por favor, pues mi vida en realidad corresponde al título y nombre de Italia. Por lo que ambos policías intentaron suprimir una carcajada.
Su cínica reacción me produjo aborrecerlos, por lo que les pedí que se retiraran de mi hogar, el primer policía me dijo que después mandarían a alguien más para hacer más preguntas, pues él no podría interrogar a alguien tan dramática. El policía numero dos, sorprendentemente, notó mi desagrado y pidió una disculpa, seguido de una sonrisa, que me provocó un cosquilleo en el estómago. Y antes de que cerrara la puerta, me susurró su nombre: Adrián.
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Fugaz.
Short StoryEste espacio lo utilizo para escribir algunas historias fantásticas, no son recomendables para los niños por obvias razones, sin embargo, creo que todo lado oscuro tiene su salida, y para la realidad, está bien. Me gusta que esto sea erótico (si no...