Foto multimedia Tristan
El internado era enorme. Parecía un gran castillo con cuatro torres y millones de pasillos. Aquí yo me pierdo, estoy segura. Por suerte, tengo un comodín. Aris va donde haya comida, y no se pierde. Pronto llega a una gran sala con dos largas mesas y una corta enfrente(al estilo gran comedor). Nos sentamos en el lateral de una y de repente todos se levantan, menos Aris.
-Aris levántate
-¿por qué?
-Porque todos están de pie.
-¿por qué?
-Yo que sé, ¡tu levántate!
- No quiero, quiero comer, ese cordero no se va a acabar solo y está pidiendo mi ayuda a gritos.
-Pero....
-Alumnos del internado San Jorge, desde 1251 este castillo lleva erguido para que hoy vosotros podáis impregnaros de cultura entre sus paredes- Aris y yo nos asustamos tanto que yo pego un bote y ella se levanta, claro, tenía que ser el discurso del director. Espero que no nos haya pillado hablando, porque sino...
-Y este gran curso lleno de nuevos alumnos impacientes por aprender- El director es un señor de estatura media, con una corta barba blanca y unas gafas de culo de botella.
-Y sin más demora, empieza el nuevo curso en San Jorge.
Ya ha acabado, espero que no haya dicho nada importante, estaba más ocupada pensando en tonterías.
La primera en abalanzarse sobre la comida es Aris. Siempre es Aris. Un rato después intentando conseguir comida que ella no acapare, sirven el postre. Ese es su primer error, servir algo con mucho azúcar a Aris. El segundo es que sea buffet libre. Pronto, las personas empiezan a protestar porque solo queda fruta. Desde luego, el que se siente con Aris siempre acabará adelgazando.
Después de comer ponen unas listas que dicen quienes son tus compañeras de cuarto. A mí me toca con Aris y con una tal Summer Lian. Nos ha tocado la habitación 130. Como yo no sé dónde está sigo a Aris y a su sentido de la orientación. Varias vueltas más tarde, llegamos a la biblioteca. Claro, el radar de orientación de Aris solo sirve para la comida y para los libros. Por lo que intento orientarme sola. Claramente me pierdo, hasta que veo a un chico pasear solo por los pasillos
-Hola, ¿me puedes decir donde están las habitaciones de las chicas a partir de la cien?
El chico se voltea a verme. Tiene unos ojos color aqua y el pelo rubio oscuro, se aclara la voz y dice:
-Em, si, sígueme, por cierto, me llamo Tristán.
Le sigo hasta las habitaciones de las chicas, se nota que es un poco tímido, porque no ha hablado en todo el camino. Cuando llegamos, se despide con un movimiento de manos. Cuando entro a mi habitación, descubro que reina el caos.
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Mi nueva vida
Подростковая литератураSoy Mara .Yo tenia una vida normal. Una mejor amiga loca, unos padres adoptivos geniales, una bici para ir a clase y un gato. Yo era una adolescente normal, hasta que mi amiga me metió en aquel sorteo. Se sorteaban cuatro plazas para un prestigioso...