Mario tomó mi mano y la de Eva y nos llevó corriendo hacia el salón de espera donde estaban los demás niños.
-¡Vamos Eva, tenemos que empezar la clase! -le gritó Ann, ella estaba al lado de una pizarra de tiza. Eva se dio vuelta y con Mario nos pusimos a su altura.
-Te venimos a buscar cuando acaben las clases... -Mario le tocó la punta de la nariz y ella sonrió, se pasó el dorso de la mano por su mejilla removiendo las lágrimas y asintió.
-¡Nos vemos! -chilló y se acercó hacia Ann, ella le abrió los brazos dándole la bienvenida a su clase y le indicó que se sentara. En la pizarra, Ann, escribió los números hasta el diez e hizo que Eva los repitiera con ella. Dos niños se acercaron también y se sentaron al lado de Eva también respondiendo las preguntas que hacía Ann. Giré mi vista y Mario estaba a mi lado aún sonriendo, sonreí yo también y volví a fijar mi vista hacia Eva.
-¡Chicos, ahora tienen actividad física!- anunció Ann, ya habían varios niños prestándole atención y de vez en cuando Eva se giraba y nos saludaba con la mano. -¡Todos pasen con el profesor Mau!
Los niños se pararon y Mau estaba a un lado indicándoles que se acercaran, tomó a Eva de la mano y la puso a su lado. Comenzó a saltar y a aplaudir arriba de su cabeza indicándoles a los niños que lo imitaran. Giré mi vista y todas las mamás e incluso enfermeras y doctores miraban la escena con una sonrisa, miré nuevamente a Mario y él justo se giró para mirarme, me sonrió y le devolví el gesto.
Luego de que estuvieran bailando o jugando con Mau como por unos diez minutos, los niños ya estaban cansados y Brooke le estaba repartiendo una barrita de cereal a cada uno.
-Ven, vamos -me susurró Mario y me tomó de la mano, gesto que hizo que de inmediato me recorriera una electricidad de los pies hasta la cabeza. Rodeamos a las personas que seguían viendo a los niños y nos pusimos delante de ellos. Eva estaba conversando con otra niña y cuando vio a Mario alejarse le dijo a la pequeña: "Ya me voy, mis papás ya me vinieron a buscar", cosa que me hizo sollozar internamente. Eva se acercó corriendo y abrazó a Mario por el cuello.
-¿Te divertiste en la escuela? -preguntó el chico y la pequeña asintió. Mario se enderezó y una de sus manos la tenía entrelazada con la mía y la otra con la de Eva.
-Sólo falta una cosa para que sean mis padres- sonrió Eva y fruncí el ceño.
-¿Qué cosa? Dímela y yo la hago -sonrió Mario y tomó en brazos a la pequeña.
-¡Que mi papá y mi mamá se besen! -chilló y paré en seco debido a la impresión. Mario me miró, también sorprendido y mi corazón comenzó a acelerarse. Mario bajó a Eva algo incómodo y se rascó la nuca. -Ahora pueden hacerlo, yo no miraré- sonrió y reí nerviosa. Miré nuevamente a Mario y él se encogió de hombros, diciendo: "No nos queda de otra".
-¡El beso, el beso! -se escuchó decir y todos los niños, mamás y nuestros amigos nos alentaban, enrojecí de inmediato y Mario soltó una carcajada. Luego de varios minutos de que nos estuvieran alentando, con Mario conectamos nuestras miradas y sentí como el corazón, nuevamente, se me aceleraba. Él tomó mi mano y me acercó hacia sí. ¿De veras lo iba a hacer? Se fue acercando de a poco hacia mi y de repente todos los que estaban a nuestro al rededor desaparecieron, haciendo el momento más relajado y mágico. Ya estábamos a una distancia muy corta y besó mi mejilla. Todos aplaudieron y Eva nos abrazó por las piernas.
(...)
Luego de haber estado jugando con Eva, ella se quedó dormida en mi regazo. Un señor se nos acercó y Clarisse nos indicó que era dueño del hogar para niños donde llevarían a Eva.
-No quiero que se la lleven, se asustará cuando despierte ahí -por instinto, apreté a Eva más a mí y el señor frunció el ceño.
-(Tn____), tienen que hacerlo, sus padres no están...- me explicó Clarisse y negué con la cabeza.
- ¿Qué, te la quieres quedar? -dijo el señor Kauffman, en tono burlón. Lo miré amenazante y enojada, y él permanecía con el mismo tono.
-Tn___... -susurró Mario y yo, de mala manera, acomodé a Eva y el señor Kauffman la tomó en brazos, hizo un asentimiento de cabeza y se retiró de ahí.
-Tn____, tus padres llegarán en cualquier momento- avisó Clarisse y asentí, desapareció por un pasillo y me giré hacia Mario, él sonrió algo con pena y solté un suspiro.
-No la había pasado tan bien con unos niños en años...
-Yo también la pasé bien...- sonreí.
-Nuestro super beso fue la mejor parte- dijo y los dos no echamos a reír.
Me despedí de los chicos y de Mario y caminé con cuidado hasta mi habitación, ya que me dolía como el infierno la espalda. Luego de que mis padres llegaran nos quedamos platicando sobre cualquier cosa; sobre mis familiares, los recuerdos, mis compañero, etcétera, pero mi cabeza estaba posada en Mario, el chico que mayormente a ocupado mis pensamientos estos días que lo he conocido, él es muy lindo y amable, definitivamente el hombre perfecto para cualquier chica que deseé a alguien con esas características. ¿Tendrá novia? Esa pregunta me desanimó un poco, seguramente la debe tener, teniendo ese físico... ¿Cómo habrá llegado al hospital? ¿Qué le sucederá? Miles de preguntas sobre él rondan vagamente por mi cabeza y necesito saber las respuestas lo más pronto posible, todo en él me parece misterioso.
Bonita Velada C:
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Hospital 'Mario Bautista'
Fanfic●PAUSADA HASTA QUE SE DECIDA SI CONTINÚA O SE ELIMINA● Ella, dañada por un accidente. El, por una falla a su cuerpo Se conocen en el hospital y tratan de superar todo lo que tienen por detrás, juntos. Esta historia es adaptada. Creditos a la escrito...