Capítulo II

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Mi resumen del primer día: vértigo.

Viaje en AVE de tres horas, cambio de ciudad y de clima. Ahora estoy más cerca de Carmen, aunque eso no ha hecho que mi estómago estuviese encogido durante toda la mañana.

Suerte que he podido controlar el pánico y no he dejado de sonreír. Creo que tengo agujetas en la mandíbula, si eso es posible.

La cuestión, es que el nuevo puesto de trabajo me tendrá ocupada durante las mañanas, hasta que aprenda mis nuevas funciones y entonces comenzaré con el horario normal. Ellos lo llaman así, pero se podría decir que es horario total: el de no tener vida fuera del trabajo. Si no fuese porque tengo muchas deudas, volvía a coger un tren y ya me han visto.

Alicia, mi terapeuta, dice que debo dejar de huir, ella es la que me animó a presentar el currículum, y por una vez le hice caso. Puede que tenga razón y ya sea hora de que comience a ser una esclava más del sistema. Suena apetecible... (risas enlatadas).

El pisito que he alquilado no está mal de todo, bastante bien ubicado, minúsculo pero decente, y el barrio es tranquilo.

Emprender esta nueva etapa, me apetece lo mismo que depilarme las ingles con cera hirviendo; no sé si soportaré los trajes de americana y falda, con zapato de tacón alto. No entiendo porqué te tienes que vestir de una forma determinada si nadie te va a ver, exceptuando tus compañeros.

Así, que al fin he decidido hacer un pequeño balance. Para no agobiarme demasiado, que me conozco. Mis balances son bastante básicos, si consigo no dispersarme mucho. Y es sumamente fácil para alguien como yo; comienzas por ir a ver si encuentras el otro par de un calcetín desparejado desde hace meses, y acabas ordenando los productos de limpieza, abriendo y cerrando varias luces y puertas de armarios a tu paso; hasta que al final, tienes todo en un desorden increíble y a medio terminar.

Paso 1: Debería saber cuál es el extracto de mi cuenta. Lo desconozco porque soy un desastre, no porque tenga mucho dinero.

Paso 2: Llenar la nevera y esas cosas... Y ya estoy pensando en el plan B del plan A, que ni es plan ni es nada. Pero yo soy feliz creyendo que tengo varias alternativas.

Oye, pues esto de anotar aquí mis cosas, es como una lista de la compra a lo grande, pero con mis desvaríos. ¡Tremendo!

Venga voy a integrarme en la sociedad y voy a comprar cositas, con lo que a mí me gusta...

Vuelven a ser las dos de la madrugada y yo despierta, diferente ciudad, mismo insomnio.

El motivo es que hoy he recibido un correo de Carmen. Me pone al día de las últimas novedades y también me invita a una escapada a la Rioja, en plan fin de semana de chicas; «es más buena». Y en la segunda Postdata de despedida de su correo me escribe: Hoy lo he visto.

Todo mi cuerpo ha reaccionado ante esas cuatro palabras, pensaba que estaba inmunizada, que lo había superado y tener que reconocer que no es así me pone de muy, muy, muy mal humor (y triste).

He perforado la hoja con la punta del bolígrafo, ese es el nivel de frustración. Me estoy conteniendo para no coger el teléfono y llamarla. En realidad lo que me retiene es la hora, porque la dignidad la perdí hace tiempo.

Cambiando de tercio, no puedo dejar de escribir sobre algunas de las cosas ridículas a las que he sobrevivido esta semana. Como por ejemplo, la caída en la puerta de la oficina, ante parte del personal de la nueva empresa, con la correspondiente herida en la rodilla, antes de entrar. Sí, lo sé, soy atractivamente seductora y grácil. Qué le voy a hacer, estoy acostumbrada a ropa cómoda. Es como colocarle zapatos de tacón a una jirafa; un desastre. A eso debo añadirle un precioso arañazo en el cristal de mis gafas de sol, vamos que ha sido todo estupendo. Y he quemado una camisa con la plancha.

Ya me estoy comenzando a integrar, esta tarde he dado un paseo y he comprado dos libros en una antigua librería de barrio muy acogedora. He estado casi dos horas charlando con el propietario, un señor mayor amabilísimo, que conocía tantos libros que lo he envidiado, ¡magnífico! Así que he decidido comenzar con una novela negra que me ha recomendado Julius, el librero. No me ha llamado la atención a primera vista, pero el brillo en la mirada de Julius mientras me lo ofrecía, ha hecho que me hiciera con el ejemplar de Némesis de Jo Nesbø.

"Tú y yo podríamos haber hecho algo mejor de esta vida. Si hubiéramos seguido el plan. Un último pensamiento. Todos se preguntan cuál es el sentido de la vida, pero nadie indaga cuál es el sentido de la muerte."

Y así es como comienza la historia de mi nuevo romance por unas, horas o días, instantes magníficos envueltos en otra de la mejor música para los sentidos, leer.

Voy a ver si me atrapa el sueño y me envuelve.

©Inma Cerezo.

#LaLibretaDePaula

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Pronto el siguiente capítulo.


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⏰ Última actualización: Nov 11, 2015 ⏰

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