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Te invito a un baile, para retroceder el tiempo a la época en que la belleza no se encontraba en la forma del cuerpo, sino en su gracia. Cuando lo hermoso de un rostro no era el color de los ojos, sino la mirada.
Volviendo a los años donde la sabiduría no era por años, sino por palabras.
Cubriremos nuestro cuerpos con mantos de fuego, mientras el hielo bajo nuestros pies se derrite al sonar de la melodía.
Internando nuestros pasos en corcheas de la noche, el piano nos transportará al punto de olvidar que hay un día.
El dulce tono de tu voz ha cautivado la ira de Apolo, y éste ah descuidado a sus musas para brindarnos perfección. La silueta del tiempo nos lleva a contra reloj, mientras que en nuestro camino musical, nos llenamos de pasión.
Ha acelerado el ritmo de mi sangre con sus movimientos, recordandole a mi corazón atesorar el momento.
Fina y delicada con aires de condesa. El calor arde en tus ojos, con sueños de grandeza. Mientras nuestras mentes van a donde éste vals nis guía con risas y aplausos, danzamos la vida.
El alba se asoma por las ventanas del salón provocando en mi pecho un sentimiento de angustia y pesar. Cuando el sol alcanzó el punto donde la música cesa, y huye la oscuridad. Despierto en mi habitación susurrando. "Fue un placer invitarla a bailar".

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