Prólogo

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El dolor de mi espalda es constante, pero no quería levantarme de aquel frió y sucio rincón. Había pasado allí las últimas doce horas, llorando como la cobarde que soy, como una idiota que no midió sus actos, al cometer ese error nunca pensé en las consecuencias en un futuro. Llevaba llorando toda esta noche, mis ojos están secos y ahora solo eran sollozos, soy una total estúpida. Un pequeño resplandor desde mi ventana, hizo que cerrara bruscamente mis ojos sintiendo la molestia.

Me daba miedo salir de esta cuatro paredes temo no poder soportar como la sociedad me mira con asco y repugnancia. Estoy segura que mi anciana madre no me defenderá de aquellas miradas hirientes.

Lentamente estiro mis músculos contraídos para cerrar mejor la ventana para que aquel rayo del sol deje de molestarme y volver a aquel rincón. La luz se esfumo al instante, como se esfumo de mi vida. Desde que hice lo que hice estoy segura que todo ha muerto para mí.






Con sus opiniones me ayudarían mucho *-*


SobreviviendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora