Día 2:

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Pequeñas voces en mi mente que me susurran "levántate" pero también esta aquel grito de mi mente diciendo lo contrario. Ya han pasado dos días después de aquello que hice y sigo en mis cuatro paredes como la porquería que soy. Salgo de mis pensamientos cuando escucho leves toques hacia mi puerta. Y escucho como su voz melodiosa inunda todos mis sentidos. Mi madre. 

-Hija-dijo despacito como si le costara decirlo. ¿A quién engaño? Le cuesta hasta decirme hija.

-Vete de aquí -dije apenas en susurro. Lo último que faltaba es que ella me vea así hasta que el sonido de la puerta abrirse me alarmo completamente, cuando reaccione ya no podía hacer nada, simplemente seguí con mi mirada abajo.

El silencio reinaba ni mi madre mucho menos yo nos atrevíamos decir una sola palabra mis brazos abrazaban mis piernas, mordía mi labio con fuerza para que soltar sollozos. Hasta que ella habló.

-¿Realmente hiciste todo lo que hablan allá afuera?-Mas que pregunta sonó afirmación que me dejo helada, supuse que mi madre creería todo lo que hablaba la sociedad sin siquiera preguntarme. -¿Realmente lo hiciste?- reitero. -Si-dije sin sentimientos, porque negar lo obvio, porque querer tapar el sol con un dedo, quería gritarle a mamá que no lo hice, pero como soy una estúpida hice lo que hice, la verdad es que si hice todo lo que murmura la sociedad, es un disparo directo al corazón que por primera vez la gente habla algo que es verdadero.

Mientras sigo en mis pensamientos, mama se acerca a mí y yo sigo sin levantar el rostro, puedo sentir el calor de sus manos cerca de mi cuello, pero rápidamente ese calor se va cuando la retira, con su otra mano deja un sándwich al lado de mí y con pasos lentos sale de mi habitación. El rugido de mi estómago es tormentoso así que con un poco de duda y asegurada que mi madre ya se ha ido, lentamente estiro mis brazos y levanto el rostro, sintiendo el dolor en todo mi cuerpo. Pero nada supera el dolor de mi alma, el dolor de mi corazón. Cojo el paquetito de sándwich, lo desenvuelvo con la lentitud de mis heridos dedos. Lo como desesperadamente y un pequeño alivio corre dentro de mí. Me levanto del rincón con la mirada agachada y perdida. Voy a mi tocador y con miedo levanto el rostro, No veo nada nuevo esto es lo que soy una chica con ojos tristes, con ojeras notables, horrenda, como siempre. Que puedo hacer esta es mi realidad.

Llego la noche, decidí recostarme en mi cama para dormir, las punzadas de dolor en mi espalda eran horribles. Cerré inconscientemente mis ojos y a esperar otro día de tortura.

2:00 de la mañana, una pesadilla termino con mi sueño, mi frente sudaba sin parar. Todo estaba oscuro, mis ojos de pronto empezaron a derramar lágrimas ¿Que acaso aun me quedaban? Recordaba mi pesadilla, ahí estaba ese hombre mirando con sus ojos expectantes, me muevo inquieta al recordarlo, obligo a mi mente a borrar esas imágenes pero es imposible, con furia quito las lágrimas y cierto los ojos con fuerza obligándome a dormir a si quiera unos minutos poder olvidar lo que hice.




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⏰ Última actualización: Nov 24, 2015 ⏰

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