«¡NO TE OLVIDES QUE TIENES
UNA POLLA, PERRO!»Tres días de ansiedad después estaba puntualmente a las siete de la tarde llamando al timbre de Canne.
-Me encanta la gente puntual -dijo antes de entregar sus labios deliciosos a mis besos y rozar sus dientes blancos en los míos.
Tuve que contener la excitación o acabaría llegando al orgasmo sólo de imaginar lo que mi amo había preparado para mí.
Cuando abrí los ojos, después del largo morreo, percibí que no estábamos solos. Un chico enmascarado se acercó a nosotros como esperando la autorización de su amo para hacer algo.
-Este es otro de mis esclavos. Ha venido desde Valencia para participar en esta sesión de entrenamiento. Espero que os llevéis muy bien porque lo he seleccionado entre mis esclavos por tener, por lo que parece, las mismas actitudes y tendencias que tú.
El esclavo se me acercó y me besó durante largo rato antes de presentarse.
-Soy Nacho. ¿Tú?
-Mi nombre es Kaddu -mentí utilizando el nick que había creado para este mundillo.
Nacho llevaba botas militares, jockstrap de cuero y un arnés en cruz sobre el pecho que no era muy musculoso, pero si muy bien formado. Su cuerpo no era trabajado a diario en gimnasio pero se notaba que se cuidaba mucho. Un poquito de tripa le daba un aire tan natural que me pareció de lo más encantador y morboso. Además, cuando dio la vuelta, su culo al aire se reveló de una perfección tremenda. No estaba depilado, pero tenía poquísimo y muy suave vello. De la cara sólo se podían ver los ojos marrones, la nariz y la boca. Ese rompecabezas era suficiente para dibujar un rostro precioso que deseé ver en todo su esplendor, aunque, por razones obvias, debía contenerme y respetar su decisión de mantener su rostro oculto bajo una máscara de cuero negra.
-Kaddu, hoy te vamos a vestir igual que a Nacho, para que la personalidad de los dos se confunda y para que sepáis que ninguno sobresale. Aunque Nacho sea un esclavo más experimentado que tú, él está aquí para obedecerme y hacer que tú sientas el mismo placer que él siente al servirme.
En pocos minutos estaba en pelotas y poco a poco me fui transformando en un reflejo de Nacho. No hubo problemas ni con el arnés ni con el jockstrap, pero las botas eran un poco grandes, aunque eso las hacía muy confortables.
Cuando me pusieron la máscara experimenté otra sensación extrañísima. Al principio me sentí frágil y dependiente de las órdenes de mi amo. Algo impotente y asustado. Pero algo cambió cuando me miré al espejo y me fijé en mi propia mirada reflejada al otro lado, como si me mirara a mi mismo desde otra dimensión.
El personaje reflejado era yo y no lo era a la vez. Cómo un esclavo de mí mismo obedeciendo las órdenes de un amo externo, pero también a un amo existente en mi subconsciente que me hacía caminar a la sumisión. Fue la primera vez que sentí que quizás la venganza no era el objetivo y sí el camino que me llevaría a revelar mi verdadera tendencia.
Fue un instante de autodescubrimiento que luego dejó paso al morbo de sentirme conducido por los caminos de la satisfacción de obedecer a mi amo.
Teniendo a un lado a Canne y al otro a Nacho, fui llevado a una camilla en el centro de la habitación. Allí me ataron con cuerdas las manos y los pies y empezaron a tocarme los pezones con la palma de las manos, lo que provocó que todos mis pelos se pusiesen de punta. El suave calor exhalado por las manos de amo y esclavo parecían algo sobrenatural.
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Esclavos del Placer
RandomLa puesta en marcha de una venganza revela a Jorge, protagonista de Esclavos del placer, su verdadera naturaleza como esclavo. Su placer es complacer a su amo: servirle y adorarle hasta límites insospechados. La voluntad de mi amo es lo que tengo qu...