Capítulo III

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Me introduje poco a poco a la habitación, mi imaginación se había quedado corta al ver la habitación, esperaba ver algo lujo, que se notaba que había sido rentado por alguien con dinero pero, esta clase de lujos extravagantes me dejaban anonadada. ¿Quien era él? ¿Por qué escoger me a mi? Podía tener al alcance a las chicas más hermosa y de su estatus social o a la perra más cara que pudiera pagar con su blackcard.

Él escogió a la chica del bronx, la escogió para una sola noche de placer.  Caminé hacia la cama un poco insegura, no quería parecer desesperada pero tampoco estaba dispuesta a parecer una adolescente en su primera vez. Si era verdad no sabía de que iban las aventuras de una noche pero lo había dicho no estaba dispuesta a parecerlo

—Me senté en el borde de la cama y lo mire a los ojos mientras él se quitaba la chaqueta — ¿Quieres algo de vino? —preguntó, nerviosa apreté las piernas.

—Si, claro —sonrei mostrando toda la dentadura aún con las piernas tensas a causa de los nervios

—Se dirigió al otro extremo de la habitación y de la pequeña nevera sacó una botella de vino que ya había sido abierta — Juro que solo le di un trago.

—Esta bien —Murmuré y no aparte la vista de él hasta que atravesó la estancia, de seguro iba por copas, mire mis pies mientras los dedos de mis manos repiqueteaba contra el colchón de la cama. Regreso un par de minutos después con ambas copas llenas con dicha bebida alcohólica, me paso una y le di un trago largo y apresurado.

—No corras, presiosa.

Me abstuve de poner los ojos en blanco y suspire, seguí bebiendo en silencio. Luego de unos tragos las copas ya hacían a un lado de la cama, el castaño se deshacía de su camisa y yo me quitaba los tacones. Poco a poco las prendas de ambos cayeron al piso y nos encontramos con la notable excitación del otro en nuestros rostros.

Me besó... Me besó de una manera en la que no me habían besado antes, quitando todo lo que tenía para dar, robándome hasta la ultima gota de aliento, sintiendo su cuerpo marcado junto al mío. Mis manos recorriendo su espalda ancha con un valor desconocido.

Dos cuerpos, unidos como uno solo tumbados en la cama, disfrutando uno del otro.  Comunicándose a través de gemidos y el vaivén sincronizado de ambos cuerpos a mitad de la noche.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2016 ⏰

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