Hoy al fin es Domingo, podré salir de paseo al bosque o a los pastizales nevados con mis amigos, el bosque estaba cubierto por una fina capa de nieve y los lagos de alrededor congelados. Mis primos vinieron a jugar también, los cuales trajeron cuerdas, canicas, balones y mas juguetes. Frederick, amigo mio de 16 años, era el mayor de todos nosotros, no lo conocí en alguna reunión o asi, sino en la granja de mi abuela, en las lejanas islas del continente Cartanio, el cual está en Capenion por haber encontrado una mujer con la que posiblemente se comprometa en el futuro, él trabajaba como capataz en la granja, el trajo algunos juegos que nuestros padres prohiben estrictamente, como cartas, dados y cosas así, debido a que tenía una pequeña fama de tahur, lo cual no me parecía correcto.Intentamos jugar, pero la nieve nos lo hacía imposible.
—¿Entonces ya no vamos a jugar?—preguntó mi prima victoria, hija de mi tía Graciela.
—Si, si, el problema es ¿Que?.
—Podemos jugar a las escondidas, ¿Están todos de acuerdo?—preguntó Alan, uno de mis amigos.
—Si, a las escondidas—dijeron todos al unísono.
—Entonces a las escondidas será.
Cada uno se escondió, ya sea detrás de un arbusto o de un árbol, Frederick fue el que tuvo que contar, y desafortunadamente, yo fui la primera en ser encontrada, y así hasta que cada uno fue encontrado.
—Listo, he ganado, la verdad fue fácil.
—Espera, ¿Y Roxana?.
—¡No esta por ningun lado!—dije preocupada.
—¡Roxana, donde estas Roxana!—empezamos a buscarla entre todos.
Después de unos minutos todos estábamos histéricos.
—Oigan, creo que pudo haber entrado al jardín de esta casa.
Nos acercamos y nos asomamos entre las rejas y los rosales, y pudimos ver, más que una casa, una mansión antigua. Y entonces, lo mejor, mis primas Eva y Celeste estaban aquí, vinieron porque victoria aún no había llegado a la casa, se acercaron a nosotros al ver que Roxana no estaba y que todos teníamos una cara de preocupación. Les explicamos, pero no cooperaban.
—No puedo creer que la hayan perdido, se lo tendremos que decir a mis tías, además de que no se deben acercar a una mansión ajena, en especial la de la familia Cebirea.
No les hicimos caso, empuje la reja, la cual, por fortuna estaba abierta, al pasar, vimos altos rosales y algunos árboles enormes, y el camino empedrado que llevaba a la entrada, caminamos hasta llegar al pórtico de la mansión, la puerta era grande y ancha, mi prima Alexa tocó y abrió un mujer alta, de pelo negro, con mirada un poco alegre y una sonrisa algo falsa, desde cierto punto, como leída de un libro.
—Buenos días, ¿Que se les ofrece?.
—Buenos dias, queriamos preguntar si no vio entrar a una niña, de mediana estatura, cabello castaño, corto, vestida con una falda negra y una blusa blanca.
—¡A claro!, pasen, ¿Gustan té o café?.
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La casa de los mil y un jardines
Mystery / Thriller-Las apariencias engañan, no debes ni debiste confiar en desconocidos...