I.¿Recuerdas cuando nos conocimos?
Una alta e imponente figura corre impaciente por los pasillos de un centro comercial. Lleva grandes audífonos blancos enrollados en su cuello, estos amenazan con salirse de todos los brincos que da el pelinegro. Cuanto desearía quitarse el jersey rojo que lleva, está sudando asquerosamente por esa carrera que lleva. Él va a explotar si no entra a un baño ahora mismo.
Esquiva a una persona, luego a otra y... ¡Eureka! Un letrero que indica el baño.
Empuja la puerta con la mano en el cinturón de su pantalón. Prácticamente canta a la gloria cuando lograr posar su trasero en el trono.
Después no hay mucho más que pensar mientras realiza lo que le corresponde. Hasta que un pequeño pensamiento cargado de vergüenza recorre su mente... acaba de abandonar a su cita por un llamado de la naturaleza, vaya mierda.
Y es que de hecho la naturaleza estaba tomando venganza por esas miles de veces que ChanYeol ha pisado el césped a pesar del letrerito a un lado con el mensaje "No pisar".
Probablemente lo más malvado que ha hecho en su niñez.
Oh no, hay más. ChanYeol recuerda haber perdido a su hurón. Estuvo de luto durante toda una semana. Las lágrimas sólo empeoraban cada vez que su hermana bromeaba sobre como quizá su pobre mascota terminó siendo comida en algún restaurante. (Claro que en ese momento no se preguntó si de verdad era posible comer hurón y hasta ahora no lo sabe).
¿Por qué ChanYeol se toma las molestias de recordar todo estos eventos?
Porque está seguro que el karma está haciendo efecto ahora.
Desde la mañana, en el que su celular es casi es asesinado por su conejillo de indias, porque su cuarto era un desastre y el animal aprovecho para convertirlo en su espacio. También tuvo un mal momento cuando al asomarse a la cocina no ubica a sus padres ni a su hermana. Lo único que hay es una nota pegada en el refrigerador con la noticia de que su familia decidió hacer un viaje a la playa sin él. Para entonces nada sonaba tan pero tan mal, ni siquiera salir con una linda chica por la tarde, de hecho parecía que todo mejoraría hasta que un niño fastidioso decidió unirse a ellos. Se puede decir que su tortura se acerca al fin cuando recibe la malteada del pequeño, a pesar de que un mal augurio se apoderó de su ser. Hasta ahora, que estira su mano en busca de su perdida chaqueta, segundos más tarde entra en pánico al comprobar que... no tiene papel higiénico.
Mierda, Mierda, Mierda, Mierda.
No, por supuesto que no, en mil vidas se atrevería a salir sin limpiarse primero. Ew, no.
—Ehm... ¿hay alguien ahí? —Pregunta al darse cuenta que es su último recurso. No importa si debe humillarse, él necesita su trasero limpio.
—¿Eh?
—¡Hola! —Jadea feliz al escuchar a alguien afuera, su salvación.
—¿Ehm... ho-hola?
—Yo sé que esto es raro pero... ¿Tienes un poco de papel higiénico? —Usa el tono más amable, no quiere espantarlo porque entonces estaría jodido y sucio— Tal vez mucho papel higiénico...
—Ehm... no
—¿Uh? ¿Crees que puedes comprarme un rollo de papel?
—Por supuesto.
ChanYeol entusiasmado saca de su pantalón unas cuantas monedas.— Un rollo de papel higiénico, urgente, por favor. —Pasa el dinero por debajo del cubículo en el que está encerrado.