La Apuesta (PAUSADO)

Prólogo

Se ve una habitación a oscuras en la que destaca una mesa circular en la que sientan cinco misteriosas personas iluminadas por un foco situado en el techo de la estancia.
- Bien, ¿estamos todos?- se oye preguntar al más alto y anciano, quien al parecer cumplía el papel de jefe de mesa debido al decorado asiento que ocupaba.
- Así es, Yamamoto-dono.- responde una encapuchada figura situada enfrente.
- La cuestión es ¿estarán vuestros equipos a la altura del mío?- pregunta una mujer de grandes atributos llevándose a los labios un cuenco de sake - Sobretodo los suyos, señor Neko y señora Lechuza, ya que al parecer mantienen a los suyos muy en secreto. Tanto que incluso dudo que tales equipos existan o sus miembros estén disponibles.
- Tenga cuidado, señora Babosa. Según tengo entendido, no es usted una mujer a la que la sonría la Fortuna, especialmente cuando hay dinero en juego. - contesta aquella que responde al nombre clave de señora Lechuza.
- Usted tampoco puede hablar mucho de fortunas ya que me consta que está arruinada y se juega sus últimos ahorros, posiblemente crea que puede ganar el dinero del premio y cubrir ese pequeño inconveniente - dejó caer el señor Neko mientras lamía de su cuenco de sake.
- A ver que alguien me explique como es que este gato se ha bebido tres botellas de sake y no parece notar los efectos. -
- Eso es porque los gatos tienen un mayor sentido del equilibrio que las personas. Además, este rufián es un gran bebedor mal que le pese a usted, señora Babosa. - contestó un hombre de mediana edad y pelo color amarillo ceniza entrando a la estancia y retirandole la botella vacía. - No obstante, creo que ya ha bebido suficiente para dormir toda la noche. - añadió ignorando la mirada envenenada del gato.
- Bien dicho, joven. Creo que deberíamos retirarnos a descansar. - dijo el anciano - Mañana habrá que estar descansados para no despertar sospechas y poder disfrutar al máximo de la competición. Los espero mañana aquí. Descansen.